Carta abierta a la Ministra de Educación

Hacen falta muchos cambios en el Sistema, sin duda, pero no que se le repinte, que se le maquille y se le disfrace haciendo otra carnavalada más, como se ha hecho desde la LOGSE hasta hoy.

0

Ahora León / Opinión / Isidro García Getino

Vd es una experta en el ámbito de la enseñanza y la escolaridad. También hay otros expertos. Tiene por delante la gran tarea de enmendar el Sistema Educativo.

En este momento histórico Vd puede tener muy grandes dificultades para elaborar serias enmiendas necesarias en el ámbito que nos ocupa; la política partidista e ideológica son insalvables obstáculos para abordar la educación de la ciudadanía. ¿Se compromete a hacerlo de forma independiente?

Voy a ser un poco osado y exponer mis criterios, nada políticos, sobre una de las enmiendas esenciales en la Educación.

Nuestro Sistema, como muchos sistemas mal llamados educativos, falla por las bases. Me explico: Confunden enseñanza-aprendizaje con educación.

La escuela no pone los cimientos educativos, tampoco los del aprendizaje que son genéticos y con los que el niño hasta los 2 años aprende mucho más que en cualquier otra edad, y eso sin escuela.

La escuela está organizada para enseñar los contenidos convencionales de la cultura establecida en la sociedad y lo hace con  instrumentos, también convencionales, como son los lenguajes escritos y figurativos; por cierto que para ello previamente se requiere cierto nivel de abstracción, lo cual exige que el niño haya adquirido las habilidades necesarias para esos aprendizajes abstractos. Son habilidades que, lo mismo que el desarrollo fisiológico adecuado, se generalizan entre los 6 y los 7 años de edad, como pronto.

Desde los 2 hasta los 6 – 7 años de los niños, tenemos el periodo, la ventana óptima de oportunidad para los procesos específicamente educativos (no escolares). Esos procesos requieren acompañamiento de padres y educadores en ambientes, espacios y medios educativos que promuevan, favorezcan, apoyen y doten al niño con el desarrollo de su educación y el libre aprender experiencial y dinámico que le aportan el juego, la naturaleza y el movimiento como elementos esenciales; pero no la escuela.

 La Escuela Infantil que se implantó allá por los años de la LOGSE (finales 80), fue y sigue siendo un gran semillero de aversión y rechazo a la escuela cuyos frutos son: repeticiones de curso, fracaso y abandono posteriores.

Necesitamos Educación Infantil (no escuela infantil) de los 2 a los 6 – 7 años. Dotada con los especialistas educadores, que deben ser los profesionales mejor cualificados de todo el espectro laboral. Educadores que acompañan a los padres además de los niños. Y necesitamos los espacios adecuados para ello (que no es la escuela), y necesitamos medios, ambientes y recursos. Tendríamos, de este modo, niños motivados y habilitados para aprender cuando acceden a la Escuela Primaria. El resultado inmediato sería reducción drástica de repetidores, de fracaso y abandono, que son los objetivos primordiales de los cambios que se plantean actualmente al Sistema.

No es posible que haya más del 25% de niños torpes que necesitan repetir cursos, que fracasan y abandonan por incapacidad o incompetencia. ¡¡No, en absoluto!! Tenemos muchos más niños desmotivados, hastiados de escuela antes de tiempo por tener que hacer cosas para las que no tienen madurez, privados de infancia por verse encerrados y sin el juego dinámico, la naturaleza y el movimiento que les desarrollan, les nutren y les preparan para la escuela y para la abstracción requerida.

El fracaso no se produce en la ESO, el fracaso se fragua desde Infantil y Primaria en la gran mayoría de los casos.

Hacen falta muchos cambios en el Sistema, sin duda, pero no que se le repinte, que se le maquille y se le disfrace haciendo otra carnavalada más, como se ha hecho desde la LOGSE hasta hoy. Se necesitan cambios en los cimientos, en las bases, y la mejor base es una buena Educación Infantil que prepare niños en el respeto al otro, iniciativa, entusiasmo y la motivación  por aprender en libertad y acción que  enriquece y que no les roba infancia.

La escuela se puede construir sobre eso y no sentando niños  en aulas infantiles con parámetros escolares para forzarles a realizar el trabajo que corresponde a otras edades y para el que ni física, ni cognitiva ni  en madurez están preparados, la generalidad de los niños.

Hay excepciones, como en todo, y son aceptables pues la fecha de nacimiento no es el único marcador de lo que cada niño es. Y Vd, Sra. Ministra, sabe muy bien que el tema edad es otro igualador que impone muchas diferencias, tales como repeticiones y fracasos, entre otras.

Estoy seguro que Vd sabe todas esas cosas, que las admite y que entrarían en sus proyectos de cambio si no interfiriesen los criterios y los cálculos político-partidistas. Por el bien de los niños y las futuras generaciones, sea valiente y afronte los cambios  que su corazón y su mente le dictan; y no los que su carnet le pide; hay asesores también para lo primero.

La Educación Infantil, en la etapa de óptima receptividad educacional (2 – 6 años de edad), que nada tiene que ver con parámetros escolares puesto que es madurativa y experiencial, no puede estar vinculada a la escuela por espacios, medios, recursos, personal y diseño.

La Educación que se fundamenta en la familia, necesita ser apoyada y secundada por educadores especialistas que acompañen tanto a los niños como a los padres. Y necesita para ello espacios, naturaleza y recursos adecuados. Otro día podemos concretar estos últimos elementos importantes.

Es muy loable que la reducción drástica de repetidores, fracasados y huidos de la escuela sea un planteamiento primordial en las reformas que se plantean. Pero eso no se puede abordar en la ESO y pocos casos en Primaria cuando muchos niños están ya enrolados en un camino sin retorno. ¿No es más fácil y más seguro prevenir que lamentar?

El planteamiento apuntado es ante todo preventivo por básico; porque pone cimientos y porque respeta y preserva infancia con sus características primordiales y sus necesidades más específicas: desarrollo, madurez, educación, respeto, deseo de aprender de forma infantil, o sea, juego, naturaleza, movimiento que aportan respons-abilidad o habilidad para responder.

Con mis respetos y consideración.

  Isidro García Getino