Educación es derecho y deber de la familia

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Periódico de León Digital / Ahora León / Texto: Isidro García

Y la escuela construye sobre esa EDUCACIÓN FUNDAMENTAL.

Toda la sociedad, el entorno próximo y remoto educan y deseducan a la vez. Ello es una razón de más  por la cual el medio educativo por excelencia, por antonomasia, solo puede ser  ¡¡Y ES!! LA FAMILIA.

Derecho y deber primigenio, extensivo (e intensivo), originario y original. Alex Halley lo dice así: “La familia es nuestro refugio y nuestro trampolín, basados en ella podemos avanzar hacia nuevos horizontes”.

La familia es UMBUTU –palabra de la lengua Xosha que significa todos a una y yo soy porque nosotros somos – . Solo en la familia se da por naturaleza el UMBUTU. En otros ámbitos o grupos se puede dar pero no por naturaleza sino por afinidad, consenso o acuerdo.

¿Por qué habrá tanto empeño actualmente en destruir la familia?

El “valor familia” es el mayor capital que la sociedad puede tener. Todas las otras formas de capital (humano, social, cultural,…) provienen del original que llamamos familia; así lo expresa Marcia Barlow. Ese valor es un conjunto de medios, recursos y estrategias que forman la vida familiar con una inmensa influencia positiva en el futuro de los niños, de las personas. En última instancia es un capital que sirve a todas las comunidades y naciones.

Y, sin embargo, hoy se combate, se socava y se trata de destruir ese capital que nutre sin cesar  a toda la sociedad.

El “valor familia” se maximiza cuando dos adultos crean una unidad estable  y un ambiente en el que todos los miembros, especialmente los niños, puedan prosperar. Hoy que tanto se habla del desarrollo sostenible, encontramos que hay pocas cosas (o quizás ninguna) más orgánica, natural y sostenible que una madre, un padre y sus hijos.

¿Qué es lo que impulsa a gobiernos, partidos, lobbies, muchos medios de comunicación y muchos otros agentes di-sociales a tratar de destruir la familia hoy día?

Los logros educativos y también los académicos están mucho más basados y sostenidos por la participación de los padres en una estructura familiar estable, que por la calidad de la escuela y de todos los sistemas sociales.

La comunidad internacional acepta, reconoce y cuenta con la primaria, principal e insustituible aportación de la familia. En los objetivos del desarrollo sostenible (SDG, por sus siglas en inglés) hay varios de ellos cuyas estrategias para alcanzarlos se basan en la familia, y solo a través de ella se pueden abordar, por ejemplo: la educación de los niños, la igualdad de género, la reducción de la pobreza, etc. Sorprendentemente, hoy la ONU, que  diseña y (supuestamente)  promociona esos objetivos,  es una agencia que pone más recursos de personal y medios en la destrucción de la familia  que en su defensa y protección. Y esto a pesar de que en sus principios y estatutos consta la defensa de la familia.

La ONU está invadida por grupos de presión, lobbies, grandes fortunas y movimientos  u organizaciones anti-familia: Movimientos ultra-feministas, ideologías como LGTBI, muchos periodistas y medios de masas políticamente correctos,  están desvirtuando la ONU, también el Parlamento Europeo y, por descontado,  la sociedad española con muchos políticos de todos los colores a la cabeza y el gobierno por acción unas veces y mucho más por omisión de continuo.

Urie Bronfenbrenner (reconocido profesor y científico ruso) expone sintéticamente los resultados de su investigación en estos términos: “La familia es el sistema más valioso, más humano y más económico que se conoce para fomentar la competencia y el carácter de las personas”. Sin duda el carácter se forja primordialmente en la familia.

Las investigaciones en ciencias sociales indican que el factor “ausencia de padre” es el más frecuente en los peores problemas sociales del mundo. La pobreza rampante y la mala educación generalizada son muestras incuestionables de ello.

UNICEF propone a los gobiernos que cuiden de los niños…”y la mejor forma de ayudar a los niños es, en primerísimo lugar, prevenir que las familias se rompan”.

Liberar las mentes de los niños de la violencia, del odio, de estereotipos, de TVs  y otros horrores, solo los padres en familia pueden hacerlo de verdad y convertir esas mentes infantiles en diálogos de belleza.

Para defender la familia no nos bastan las palabras. Julio Cortázar lo decía maravillosamente a su manera: “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”.        “El odio no puede  sacarnos del odio, solo el amor puede hacerlo”; lo dijoMartin Luther King.

Antes los gobiernos valían la pena, pero ahora la dan. Esto viene a cuento de que en el Parlamento español  se ha creado una comisión encargada de hacer los planteamientos (políticos por supuesto) para la “ultra-reforma” de la enseñanza que llaman “educación”. ¡¡Atentos, padres, familias, sociedad, escuela… mucho cuidado con lo que viene!! ¡¡Son políticos!! y quieren “educar” a nuestros hijos CONTRA la familia (y contra la escuela, por descontado).