La ULE estudia combatir con métodos biológicos el ‘tornillo de la vid’

Desde finales de los años 90 este insecto ataca a las principales regiones productoras de vino.

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Foto: Grupo GUIIAS.

Ahora León / José Pichel Andrés/DICYT

El insecto Xylotrechus arvicola tiene aspecto de avispa, pero es inofensivo para el ser humano. En cambio, se ha convertido en una de las plagas más destructivas para las viñas, tanto que se conoce como ‘tornillo de la vid’. Ante la reducción de fitosanitarios impuesta por Europa, el Grupo Universitario de Investigación en Ingeniería y Agricultura Sostenible (GUIIAS) de la Universidad de León está estudiando a fondo su biología para proponer nuevos métodos para combatirlo, que podrían estar basados en hongos.

“Sus larvas viven en el interior de las cepas, excavando galerías en la madera durante uno o dos años y favoreciendo la propagación de distintas enfermedades de madera de vid hacia el interior de la planta, como por ejemplo, la conocida como yesca”, explica a DiCYT el investigador Álvaro Rodríguez González.

Las cepas afectadas por X. arvicola tienen sarmientos poco productivos, brazos y troncos frágiles que se rompen con facilidad y que pueden llegar a provocar la muerte de la planta. Los síntomas externos de esta plaga en el viñedo son las galerías producidas por las larvas, que se observan al realizar los cortes de poda, y los orificios de salida de los insectos adultos de la madera, que son circulares y de unos 5 milímetros de diámetro.

Desde finales de los años 90 este insecto ataca a las principales regiones productoras de vino. “Estudios realizados en Castilla y León nos confirman que es una plaga en progresión, ya que cada año se produce un aumento en el número de viñedos y cepas afectadas”, señala el investigador.

Por eso, su grupo de investigación se propuso conocer mejor los aspectos biológicos de esta plaga e inició varios estudios, uno de los cuales que acaba de ser publicado en la revista científica OENO One. “Queríamos conocer si las diferentes condiciones ambientales durante el desarrollo larval y la etapa adulta de este insecto podrían afectar a la fecundidad, la viabilidad y el número de puestas de huevos puestos por las hembras después del emparejamiento”, señala Álvaro Rodríguez.

Para ello capturaron hembras silvestres en viñedos de las denominaciones de origen Toro y Ribera del Duero y criaron otras en el laboratorio a partir de larvas. De esta forma pudieron comparar aspectos como la influencia de la dieta artificial que le proporcionaron a las larvas frente las hembras silvestres, que se habían aprovechado de la vid. “Los datos nos permiten tener un conocimiento más exacto del número de puestas de huevos y de la viabilidad de las mismas, desde el periodo de emergencia de los insectos del interior de la madera, para poder realizar un tratamiento con materias activas de bajo impacto para el medio ambiente o agentes de control biológico que incluyan el control de adultos, huevos y larvas”, comenta el experto.

Alternativas biológico

En los últimos años se están retirando del mercado un gran número de productos fitosanitarios de acuerdo con las normas europeas de políticas medioambientales y salud humana, pero esto supone que los agricultores se encuentran más indefensos frente a las plagas. Por eso, los científicos estudian la aplicación de agentes de control biológico, como los hongos.

En este sentido, los investigadores del GUIIAS llevan más de una década trabajando con hongos del género Trichoderma. “Se caracterizan por estar presentes en la mayoría de los suelos de cultivo, ser de rápido crecimiento y proteger a la planta frente al ataque de plagas y enfermedades”, destaca Álvaro Rodríguez.

Para el caso concreto del tornillo de la vid también podría ser una solución efectiva, ya que este tipo de hongos han sido aislados e identificados en viñedos que previamente han sido atacados por X. arvicola. “Los hemos evaluado en el laboratorio y hemos obtenido resultados prometedores de cara a poder realizar un control biológico de este insecto en el viñedo”, asegura. Por eso, los próximos objetivos de este grupo de investigación pasan por trasladar estas investigaciones al campo.

La investigación ha sido posible gracias a la ayuda y colaboración de la Diputación de León, las empresas vitivinícolas Pago de Carraovejas y Esteban Sánchez Maíllo, las D.O. Bierzo y Tierra de León, así como así como a los viticultores y a las bodegas ubicadas en ambas, en especial a la Bodega Gordonzello.