¡Por favor, dejarme ser niño!

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Noticias de LEón / Ahora León / Isidro García Getino

A la atención del Ministro de Educación y la Comisión para el pacto por la Educación.

La Escuela Infantil consiste en cercenar la infancia. Es ponerle grilletes a la libertad del niño, peor que ponerle puertas al campo. La mente infantil es libre y creativa; como tal “juega con los objetos que ama”, decía C.G.Jung.

 La libertad no nos hace más personas, nos hace PERSONAS y esa es la EDUCACIÓN  que los niños necesitan en EL TIEMPO EDUCATIVO (0 – 6 años), y no cercenar su infancia metidos en la escuela.

Tengo infinito respeto, admiración y lástima para con los excelentes profesionales que tenemos (malográndose a veces) en la “escuela infantil”. ¡Qué gran labor educativa , humana y social harían estos profesionales en CENTROS DE EDUCACIÓN INFANTIL (Llámense como queramos, Jardín de infancia, Oasis infantil,…), pero no escuelas. Según Melodie de Jager, el niño hasta los 5 años necesita tres cosas: Un adulto cariñoso  –  que le abra el mundo  –  y le dé sentido. Nada que ver con la escuela.

Me hizo casi llorar la expresión de aquella estupenda educadora que, con niños de 3-4 años decía: Jugamos a leer y escribir. ¿…?

“Todo lo exagerado suele ser defensivo” (decía A. Jodorowsky) ¿De qué nos estamos defendiendo al comenzar exageradamente pronto la escuela? ¿Nos defendemos de los infantes y los niños? ¿Por eso les castigamos cercenándoles infancia?

Papa Francisco:”Un niño tiene derecho a jugar…en el juego uno aprende la alegría de la vida”, es lo mejor y lo más importante que tiene que aprender el niño; mucho más que la enseñanza de la escuela a esas tempranas edades.

La inteligencia humana para desplegarse sigue un camino: JUGAR, y J. Chilton Pearce lo expresa así:”El juego es la ÚNICA VÍA para desarrollar la más elevada inteligencia de la humanidad”, y esto es lo propio del tiempo educativo.

¿Nos estaremos defendiendo de todo esto con nuestra exageradamente temprana “escuela infantil”? No hay disculpas, la escuela siempre será escuela, algo anti-infantil.

En la infancia es esencial el juego, pero no lo es  -ni muchísimo menos -, leer y escribir. ¡Hay tanto que hacer y aprender antes de leer y escribir, antes de la escuela!

El juego no es algo frívolo, tampoco es un lujo, ni  -mucho menos – es perder el tiempo; es GANAR TIEMPO, porque es una necesidad para el cerebro en construcción. Jugar es parte importante del neuro-desarrollo; por ello vemos que el niño, desde bebé, tiene el impulso de jugar, ¡Eso es lo importante! ¿Alguien ha visto el impulso de leer en un bebé? Un niño enfrascado en su juego es un prodigio de trabajo eficaz.

El juego da salida y vía libre a la curiosidad innata en el niño, le informa sobre el mundo físico, le abre a las relaciones personales, le libera de ansiedades y, sobre todo, le hace disfrutar del presente en el que vive  -y no como hacemos los adultos que fabricamos utopías de futuro y desfiguramos el pasado cambiándolo a capricho -.

El niño no aprende a jugar, jugar es una puerta que se abre desde dentro, es naturaleza, es intrínseca. El niño naturalmente contacta y acciona con muy diversas y variadas cosas que van creando interconexiones en su cerebro, interconexiones que son la fuente de su creatividad    -porque en la materia blanca del cerebro se almacenan las informaciones que toda acción y todo contacto producen, información que fluye interconectándose y transfiriéndose para recrear  -.

Si, temprano en la vida, condicionamos al niño para que solo haga esto o aquello (funcionamiento escolar) ¿Cómo queremos después que muestre iniciativa, interés por descubrir y ser creativo si le hemos cortado su natural tendencia a descubrir y crear?

Estandarizar a los niños antes de los 6 años es eliminar su individualidad y su creatividad, a menudo de por vida. Un niño libre es capaz de pintar una idea, algo que jamás un artista ha sido capaz de hacer.

¡Cuántos niños experimentan la decepción antes de tiempo porque no pueden sobrellevar la escolaridad a edades tan tempranas! Y no es edad para la decepción.

Paulo Coelho apunta tres cosas que el niño nos puede enseñar a los adultos:”A estar siempre ocupados con algo, a ponerse contento sin motivo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”. Esas son emociones que no necesita que le enseñemos porque, como dice J. Bolte Taylor “El cerebro humano está cableado como criatura sensible que piensa, no como criatura pensante que siente. Las emociones son antes y son muy importantes”.

En EDUCACIÓN INFANTIL (tiempo educativo), todo está plenamente relacionado y no se  puede compartimentar como se hace en la escuela. El Método Mind Moves de la Dra. M.de Jager se basa en que el niño juega con su cuerpo, es su herramienta, y ese cuerpo es el objeto directo, primario y fundamental de los educadores (padres y profesionales), y a través de él, las emociones, más adelante irá apareciendo lo cognitivo. La escuela invierte ese proceso natural.

La educación no es una ciencia exacta, pero hoy está fuera de toda duda que el mejor desarrollo posible de los niños se obtiene en contacto directo con la naturaleza. “La experiencia directa es el alimento que desarrolla el cerebro” (S. Goddard, 2005); la TV y demás tecno-aparatos fríen, cuecen y rebozan, no educan.

En el contacto con la realidad natural hay acciones educativas prioritarias cuando el niño comienza a pedir porque ya no se basta por sí mismo.  El educador infantil está para ampliar y lo primero es enseñar a ver –el acto de ver no es algo natural, necesita ser aprendido -. Como toda acción educativa esta tiene dos partes:

  • Educación de las habilidades
  • Educación de las sensibilidades

Cuando le enseñas a ver, le dispones a emocionarse; sin la segunda la primera carece de sentido. El niño tiene que ver mucho antes de tener que aprender algo. Y LA PALABRA  cobra sentido cuando ayuda a ver mejor la realidad real, la naturaleza, el mundo (lo virtual aquí es impresentable porque no necesita palabras); las palabras mejoran la función de los ojos.

Estamos en el núcleo, abriendo las grandes puertas a la construcción del ser humano integral, las puertas del conocimiento que son esencialmente tres:

  • La imitación
  • Compartir la atención, el enfoque (ver con el otro)
  • La empatía que hace comprender y que es tanto genética como aprendida.

De este modo se abre esa otra gran puerta que es el acercamiento emocional.       A. Jodorowsky lo expresa así:”Cuidar el cuerpo, escuchar el corazón y desplegar el ser, constituyen tus capacidades infinitas”.

¿Valen testimonios?

De una adolescente: “Ningún profesor jamás llamó mi atención sobre la belleza de una manzana”. Eso sí se hace en el Tiempo Educativo.

Alumna de Bachillerato: “No nos educan, nos normalizan, nos reducen, nos apagan”. Se apagan porque no se les encendió en el Tiempo Educativo.

La mejor maestra del año 2016, Hanan Al Hroub, dice esto: “Educar es liberar las mentes de los niños de la violencia, del odio, de estereotipos y otros horrores (TV, ideología de género, etc.), y convertir esas mentes en diálogos de belleza”.

Algo que solo las madres y padres saben y pueden hacer de verdad, pero que necesitan ayudas de educadores infantiles, “cualquier sociedad que valore en su justa medida y precio a esta figura social, entiende la trascendencia que tienen los seis primeros años en la vida del niño; no solo para él como individuo, sino también para el país entero” (Chris Sueddon, educador). Hablamos del tiempo educativo.

PITÁGORAS, en aquellos remotos tiempos aventajaba mil veces a nuestra descentrada sociedad: “Educar no es dar una carrera para vivir, sino templar el alma para los avatares de la vida”. Hoy escolarizamos para eludir el tiempo educativo, y así, con violencia mental, cercenamos infancia.