«Sin Presupuestos, uno no puede gobernar»

Sánchez finalmente no apostó por un superdomingo, jugándose todo a una carta, el 26 de mayo, coincidiendo con las elecciones autonómicas, municipales y europeas.

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Ahora León / Gobierno de España / Adelanto Electoral

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció este viernes, durante una interrupción de la reunión del Consejo de Ministros, su decisión final respecto a la convocatoria de elecciones. Después de que el independentismo y la derecha se unieran para tumbar los Presupuestos el miércoles, el Ejecutivo ha optado por poner fin a la legislatura, fechando la cita en las urnas en el 28 de abril. La clave la dio en la ronda de preguntas: «¿Qué debe hacer un Gobierno? Pues gobernar. Y sin Presupuestos, uno no puede gobernar».

Sánchez empezó con un tono solemne, haciendo repaso a su política en estos 10 meses, pero después se enfundó los guantes de boxeo para golpear a los que han provocado su caída. Lógicamente, hubo 2 caras que recibieron esos puños: la derecha y los independentistas catalanes. El presidente cree que éstos últimos han impedido que haya unas cuentas estatales que favorecen a la sociedad, también a los catalanes, y que tendrán que explicarlo a su ciudadanía.

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En cuanto a la derecha, consideró que quieren llevar las riendas del país con un estilo de otra época y que no conseguirán que España evolucione y progrese, sino que dé «pasos atrás». «Nosotros defendemos una España inclusiva, donde caben todos», insistió en varias ocasiones. «Está en juego la Sanidad pública, la educación de nuestros hijos, las pensiones y qué tipo de país queremos; nosotros defendemos uno en el que cabemos todos y todas. Es la gran diferencia con los de la foto de Colón», dijo en otro momento. «Estoy convencido, convencido, de que es posible recuperar la política útil para la ciudadanía, de que es posible recuperar la tolerancia, el respeto, el sentido común, la moderación y dar la espalda a la crispación en nuestro país», sentenció.

Sus últimas palabras serán muy tenidas en cuenta en la campaña electoral por venir: «La decisión, como siempre ha sido, está en las manos de las españolas y los españoles. Ellos y ellas decidirán el futuro de España con su voto en las urnas. Y lo que decidan siempre, siempre, siempre, será un gran acierto».

El Gobierno entona así su triste balada de despedida, cuando ni siquiera ha cumplido un año al frente del país y después de que el Congreso, con los votos de la derecha y el independentismo, tumbase los Presupuestos Generales del Estado de 2019, poniendo imposible así continuar con sus reformas y medidas sociales.

Sánchez finalmente no apostó por un superdomingo, jugándose todo a una carta, el 26 de mayo, coincidiendo con las elecciones autonómicas, municipales y europeas. Varios barones socialistas se habían negado a ello porque creen que les perjudicaría y el presidente cedió a las presiones.

Una trayectoria corta y accidentada

El Gobierno llegó a La Moncloa el pasado mes de junio de 2018 tras el triunfo de la moción de censura contra Mariano Rajoy. En aquel momento, PSOE, Unidos Podemos, PNV, ERC, PDeCAT y EH Bildu sumaron fuerzas para desalojar al PP, acorralado por los casos de corrupción. El Ejecutivo de Sánchez nació de una unión que ha saltado por los aires en menos de un año, aunque el fin de la legislatura comenzó a atisbarse la semana pasada, cuando se rompieron los puentes de diálogo con la Generalitat.

El arranque del juicio del procés sirvió a los independentistas para poner como condición a su apoyo a las cuentas el diálogo sobre el derecho a la autodeterminación. Aunque el Gobierno de Sánchez rechazaba la propuesta, la presión de la derecha en torno a las supuestas cesiones a los independentistas, y las exigencias de éstos, han propiciado este desenlace.