«El amor cuida tu vida» es el lema de la jornada que celebra la Diócesis de León

Se ha programado un público este próximo lunes día 25 a partir de las 18 h. en la Plaza de San Marcelo y un oración comunitaria presidida por el obispo Julián López a partir de las 19,30 h. en la Catedral

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Imagen: S.Arén

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Por un undécimo año consecutivo la Diócesis de León se sumará este próximo lunes día 25, en la solemnidad de la Anunciación del Señor, a la celebración de la Jornada por la Vida 2019 con un acto público que se desarrollará a partir de las 18,30 horas en la Plaza de San Marcelo bajo el lema “El amor cuida la vida”. La Delegación diocesana de Pastoral Familiar y Promoción de la Vida Humana, en colaboración con la Delegación Diocesana de Pastoral de la Salud, se ha encargado de organizar esta actividad en la que se podrán escuchar testimonios personales de un matrimonio, una entidad social de trabajo con personas discapacitadas y la asociación de fieles de Vida Ascendente, que se irán alternando con actuaciones musicales. Tras la lectura del mensaje que los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida han hecho público con motivo de esta Jornada por la Vida 2015 concluirá el acto público en la Plaza de San Marcelo y todos los participantes protagonizarán una marcha por la Calle Ancha hasta la Plaza de Regla, para participar a partir de las 19,30 horas en la Catedral en una Oración comunitaria por la Vida que estará presidida por el obispo Julián López y con la que se pondrá el punto final a los actos de la Jornada por la Vida 2019 en León.

MENSAJE POR LA VIDA

Durante la concentración en la Plaza de San Marcelo se dará lectura ese mensaje de esta Jornada por la Vida 2015 emitido desde la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en el que se destaca que “sólo es posible ver en verdad la vida humana desde la luz de ese amor primero de Dios, donde encuentra su verdadero origen”, lo que “hace proclamar a la Iglesia con fuerza: «la vida es siempre un bien» que ha nacido de ese amor primero y por eso pide ser acogida y reconocida como digna de ser amada”.

ESMERO ESPECIAL CON «LOS PEQUEÑOS»

Desde esa base, el mensaje de esta Jornada por la Vida 2019 hace hincapié en que “no hay vidas humanas desechables o indignas que puedan ser por eso mismo eliminadas sin más”, lo que ha de conducir a “reconocer que la dignidad de una vida es empeñarse en conducirla a su plenitud que está en vivir una alianza de amor. Hemos de esmerarnos especialmente con «los pequeños», es decir, los más necesitados por tener una vida más vulnerable, débil o marginada. Aquellos que están por nacer y necesitan todo de la madre gestante, aquellos que nacen en situaciones de máxima debilidad, ya sea por enfermedad o por abandono, aquellos que tienen condiciones de vida indignas y miserables, aquellos aquejados de amarga soledad, que es una auténtica enfermedad de nuestra sociedad, los ancianos a los que se les desprecia como inútiles, a los enfermos desahuciados o en estado de demencia o inconsciencia, a los que experimentan un dolor que parece insufrible, a los angustiados y sin futuro aparente”.

Y desde esos fundamentos, los obispos de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida recuerdan que “l Iglesia, consciente de ello, se empeña con las personas de buena voluntad en la construcción de una sociedad del cuidado de la vida en todas sus manifestaciones, cuidado que nace de la conciencia de la verdadera responsabilidad ante el otro” para “de verdad amar la vida, anunciar que es un bien, celebrar su acogida y crecimiento y, mediante el testimonio, saber denunciar lo que la desprotege, la aísla, la abandona o la considera sin valor” de manera que se posible “ romper con una «cultura del descarte» tan perniciosa para la vida de los hombres” como ha denunciado en muchas ocasiones el Papa Francisco.

Y por último, en este mensaje de la Jornada por la Vida 2019, tras reconocer que “no es sencillo recibir el don de la vida y acompañarlo”, se apela de nuevo a “ese amor completo a la vida que supone sacrificio y pasa por la prueba del dolor. La compasión que sabe participar del dolor ajeno es en verdad una muestra de humanidad. Somos capaces de vivir una especial solidaridad en medio del sufrimiento”. “Por ello, sufrir no es simplemente un absurdo que debe ser eliminado”, remarcan los obispos de la Subcomisión para la Defensa de la Vida, “sino que, entre otras dimensiones, es una llamada a una respuesta de amor que puede encontrar un sentido más grande. La respuesta del amor frente al sufrimiento es un gran bien porque la misericordia no es solo compadecer, sino que tiende a establecer una alianza con el otro”.