Adolescentes, Covid-19 y consecuencias psicológicas

Los jóvenes del norte de España son los que más han incrementado el consumo de derivados del cannabis desde el post confinamiento en comparación con el resto de las comunidades (un 6% frente al 2% de Madrid, Catalunya o Andalucía).

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La entidad Amalgama7, especializada en la atención terapéutica y educativa para adolescentes, jóvenes y sus familias, ha analizado con detalle las secuelas provocadas por la reclusión y las restricciones, 365 días después desde el inicio del confinamiento por la pandemia del Covid-19.

En colaboración con la Fundación Portal, entidad social sin ánimo de lucro de ámbito estatal dedicada a la atención de adolescentes afectados por patología dual y sus familias, han realizado un exhaustivo estudio sobre los comportamientos de los jóvenes y sus familias durante este último año.


El estudio, de carácter aleatorio con respecto a la procedencia de los 2.000 padres y madres de adolescentes y jóvenes de entre 14 y 18 años encuestados, se ha desarrollado en todas las comunidades autónomas de España. La investigación, de carácter longitudinal, explora determinados comportamientos de los adolescentes en época de preconfinamiento, durante el confinamiento y en la etapa posterior, desde el postconfinamiento y hasta la actualidad. 

El estudio, dirigido por el Dr. Jordi Royo y Isach, director clínico de Amalgama7, explora las conductas de los adolescentes con respecto a aislamiento (encerrarse en su habitación y poca comunicación), colaboración y cumplimiento en tareas domésticas y escolares, malas contestaciones, insultos o incluso agresiones respecto a padres, hábitos alimentarios y consumo de tabaco, alcohol o derivados del cannabis (marihuana, hachís…).

Resumen del análisis de los resultados obtenidos

El Dr. Jordi Royo Isach, psicólogo clínico, experto en atención terapéutica a adolescentes,  director clínico de Amalgama7 y responsable del estudio, indica a partir de las conclusiones extraídas que: “Era de esperar que los comportamientos en los adolescentes empeoraran después del confinamiento  debido a la situación tan estresante que se nos presentó a todos a partir de  marzo del 2020, que entremezclaba la incertidumbre por el futuro, el miedo a lo desconocido, la sobreinformación constante y, por supuesto, el propio desasosiego para no contraer el virus del Covid-19; todo junto, una bomba de relojería en pocos metros cuadrados”.

En un estudio publicado con anterioridad por Amalgama7, donde se preguntaba por el clima familiar, se evidenciaba que más del 50% de familias que convivían con adolescentes de edades comprendidas entre los 14 y 18 años reconocían haberlo pasado “muy mal” durante la etapa del confinamiento, a la vez que destacaban las pocas herramientas que tienen a su alcance para hacer frente a según que situaciones de malestar familiar. Ante este hecho el Dr. Jordi Royo manifiesta que: “Los padres ante la situación de desbordamiento global que estaba sufriendo la sociedad tendieron a ser más permisivos, porque nadie les dio pautas adecuadas para hacer más llevadero el tiempo de encierro. Acusar a los padres de los comportamientos de los hijos, por otro lado, es erróneo, ya que tendemos a infantilizar a los adolescentes que, en su mayoría, son muy conscientes de los errores que cometen. Un chico de 16 años sabe perfectamente que algunos de los deberes que tiene es recoger su habitación, poner la mesa, recoger, ducharse diariamente, etc. y por supuesto sabe que estar más tiempo de lo permitido jugando con las pantallas no es adecuado”.

Una de las secuelas que más condiciona en la actualidad a los padres con hijos e hijas adolescentes es el tema del aislamiento. Si bien durante esta etapa de la vida, es normal que los propios chicos y chicas busquen su propio espacio, normalmente en su habitación, para poder establecer su independencia respecto al resto de miembros de la familia, también hay tics que nos indican que alguna cosa no está funcionamiento correctamente.

¿Qué ocurre cuando este aislamiento es extremo?; ¿Qué ocurre cuando apenas quiere salir de su habitación, cuando no quiere comer con el resto de la familia o cuando ni siquiera cuida de su higiene personal? Ante este hecho, el director clínico de Amalgama7 manifiesta: “Cuando tenemos a un chico o una chica que presenta estos comportamientos durante al menos seis meses, los especialistas  consideramos que puede tratarse de un trastorno psicopatológico y, desgraciadamente, la tendencia de la situación actual va a provocar un crecimiento considerable de este comportamiento.

En estos casos, los padres y madres deben ser conscientes de la gravedad del problema y pedir ayuda lo antes posible, seguramente al hecho del aislamiento se le sume otro problema como la adicción a las pantallas y esta adicción debe tratarse como el resto de ellas, con un proceso de deshabituación que, en su mayoría, pasa por el ingreso residencial”.

El director clínico de Amalgama7, incide en la importancia que los padres/madres tengan tolerancia 0 hacia las agresiones filioparentales. Ante el primer signo de violencia conviene buscar ayuda, desde profesionales de la salud hasta fuerzas de seguridad o jurídicas Esconderlo contribuye a que el adolescente no tome conciencia de que el maltrato es un delito y, por lo tanto, se encuentre en la convicción de que puede salir impune de estas agresiones.

ENLACE AL DOSSIER DEL ESTUDIO DETALLADO

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