El agua de Fabero es 100% saludable tras el incendio

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Agua potable en todo momento de calidad garantizada “al cien por cien” a través de controles externos oficiales para todos los vecinos del municipio de Fabero.

Esto es lo que el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Fabero garantiza, con absoluta transparencia y toda la información, tras los diferentes problemas originados el año pasado tras el enorme incendio que arrasó 2.665 hectáreas y las lluvias posteriores que causaron severas dificultades para el agua de consumo.

La alcaldesa de Fabero, Mari Paz Martínez, recuerda que las garantías de idoneidad del agua de los grifos de los vecinos de Fabero han sido “constantes, exhaustivas y seguras”, que se ha informado a través de bandos en cada cambio de captación y que en cada uno de esos cambios “a los que nos han forzado las circunstancias para no dejar a nadie sin agua potable” ha sido una empresa externa las que han ido realizando las analíticas, siempre positivas. También las de la captación del arroyo Viarzas.

Se trata de la misma empresa y laboratorios contratados por la Diputación, que realiza el seguimiento de calidad de gran parte de los municipios de la provincia, y que en este caso ha realizado dos tipos de analíticas controles, rutinarios primero y más profundos después.

Por su parte, el Ayuntamiento ha cumplido con los criterios de cloración que se le ha indicado y dispone de las “garantías plenas” oficiales de Sanidad. De este modo, Fabero niega así, con documentación “intachable”, las dudas de la Junta Vecinal de Anllariños, que denunció el 12 de enero la captación de urgencia del arroyo en un gesto que Martínez tilda de “insolidario e injustificable”, porque “lo primero para nosotros siempre ha sido que nadie quedara sin agua pero que además que la consumiera en perfectas condiciones”.

La gestión de este “grave problema” tras el incendio ha dejado en todo momento a “la población tranquila” por disponer de una “analítica perfecta”, y confía en que la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil sea sensible a la “excepcionalidad” de lo ocurrido, como ha demostrado serlo siempre hasta ahora.