«Año nuevo, vida nueva», es mentira

Este año si me he hecho algunos propósitos: no enfadarme por lo que no tiene solución y contar hasta 100 antes de dejar que las cosas o las personas  que cada vez con más frecuencia me llaman “tonta” o dicen “la culpa es tuya” puedan arruinar mi entusiasmo.

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Ahora León / Sociedad / Noemi Carranza

Dicen que “año nuevo, vida nueva” y soy de las personas que están dispuestas a vivir todas las fases emotivas, de cada uno de los episodios de mi existencia. Si he de reír, me entusiasmo con ello, y a veces he pensado que sufrir no es tan malo cuando luego podemos sentirnos reconfortados, porque hemos sorteado los avatares de la existencia…

Como tú, tengo mis días buenos y no tan buenos, y como tú, disfruto de las fiestas y también me deprimo… Sonrío, recuerdo y planeo… ¡¡¡Me encanta el año nuevo!!! Y miro al futuro con ilusión, aunque realmente no hay vida nueva con la llegada de un nuevo año, seamos sinceros, nos persiguen por siempre las decisiones que hemos tomado en el pasado y sus consecuencias, algunas nos satisfacen y otras no tanto…

Y aún así, hay 365 posibilidades de equivocarme para intentarlo de nuevo, o quizá con un poco de suerte lograr eso que espero, son para sentirnos entusiastas ¿o no es cierto?

Año nuevo, nuevas metas

Dejo atrás los días navideños que me hacen sentirme irremediablemente dolida por aquellos que he perdido, o por los fracasos que he sentido, y me encamino hacia una nueva oportunidad, insisto, de retomar las cosas que vamos dejando en el tintero, y ¿por qué no?

Vivir que es lo que hacemos… Gastar con entusiasmo la existencia. No he tomado la agenda para proponerme perder los kilos que lo sé, me sobran, los enfrentaré cuando esos vaqueros se rebelen ante mi osadía con los turrones y caramelos. No importa, siempre pensé que esas son pequeñas preocupaciones que se pueden arreglar con un poco de voluntad…

Eso no es lo que me propongo en el año nuevo… Y, aunque siempre he pensado que los propósitos para el año que comienza siempre son algo que nos apremia por cosas que en realidad parecemos dispuestos a olvidar a medida que se caigan las hojas del calendario, este año si me he hecho algunos propósitos: no enfadarme por lo que no tiene solución y contar hasta 100 antes de dejar que las cosas o las personas  que cada vez con más frecuencia me llaman “tonta” o dicen “la culpa es tuya” puedan arruinar mi entusiasmo.