Aumenta el numero de animales que aparecen envenenados

Los perros son los principales afectados por envenenamiento al comer lo que encuentran en sus paseos

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 Según datos del Ayuntamiento de Madrid y el Instituto Nacional de Estadística, en la capital se encuentran registrados 282.315 perros, mientras que habitan en ella 298.357 niños de cero a nueve años, solo un 5% más de los canes que viven en Madrid.

Esta proliferación de animales domésticos ha traído consigo también un aumento de la violencia hacia ellos a través de los envenenamientos en zonas reservadas a perros.

PACMA denuncia constantemente y en varias ciudades, concretamente en el distrito Moncloa-Aravaca, habiendo fallecido por ello al menos tres perros y un número indeterminado de animales silvestres.

El problema radica en que esta lacra viene de lejos. Ya a principios de 2022, en los barrios de Pinar de Chamartín y Pinar del Rey (Ciudad Lineal) se recogieron múltiples restos de salchichas con matarratas y medicamentos como el paracetamol. Según informaron los vecinos a finales de enero, hasta seis perros tuvieron que pasar por el Hospital Veterinario Arturo Soria con un pronóstico reservado por ingerir este tipo de comida. La Policía Municipal de Madrid tomó cartas en el asunto y elevó a la Fiscalía de Medio Ambiente estos intentos de envenenamiento.

En el mes de febrero, un usuario de Twitter difundía un cartel que había encontrado por la calle en la zona del barrio Imperial que rezaba: ‘¿No recoges las cacas? Enveneno a tu perro’.

«Si no quieres matarlo, no lo saques a cagar por nuestras calles NUNCA”, sentenciaba este cartel a modo de amenaza.

Y no solo estos problemas se dan en la capital. En Galapagar, Thor, un mastín, murió tras ingerir carne con clavos que alguien había lanzado al jardín de la casa en la que habitaba. Y como él, otros cuatro perros que, afortunadamente, pudieron salvar la vida.

La Guardia Civil inició una investigación tras un mes apareciendo en los jardines de diferentes viviendas de esa urbanización estos trozos de carne dañinos para las mascotas.

Los gatos son también víctimas de estos envenenamientos. En Villaviciosa de Odón llevan más de un año encontrando cadáveres de felinos que han ingerido alimentos con veneno. A principios de 2022, desde Villafelina, asociación que promueve en el municipio la gestión ética de colonias felinas, presentó denuncia ante la Guardia Civil, que derivó el caso al Seprona.

En el programa Madrid Directo de Telemadrid, una vecina relataba cómo habían encontrado a 15 gatos que mostraban claros signos de envenenamiento como convulsiones, espuma en la boca, vómitos, diarreas, llegando algunos a presentar rigor mortis.

Mayor sensibilidad con los animales, causa del aumento de denuncias

Para Yolanda Morales, portavoz de PACMA, el aumento de casos no se debe a que haya más envenenamientos, sino que se documentan más.

Existe más sensibilidad en general con los animales y, digamos, ya está dejando de normalizarse el hecho de poner veneno o de que un animal muera por ello. Antes estaba a la orden del día matar a palos a los gatos, ratas o cualquier animal que no te gustase… Si hoy lo haces y te graban, tendrás un grave problema”, apunta a Madridiario.

Aun así, todavía hay personas que dedican su tiempo a hacer daño a los animales. “Normalmente insertan veneno en trozos de comida. Matarratas en salchichas o en bolas de carne… y también usan objetos punzantes como agujas para producir sufrimiento y agonía. Los colocan bajo setos o jardineras de modo que los propietarios no vean lo que el animal va a comer, y cuando se dan cuenta es tarde porque ya hay síntomas”, explica.

“También hemos visto todo lo contrario; con algunas colonias felinas se han asegurado de dejar todos los sobres abiertos con veneno a la vista para que los gestores supieran que habían matado a los gatos. Restos en el suelo, en los comederos, en el agua… Pasó hace poco en Benidorm, donde mataron a 20 gatos en un solo día con raticidas”, añade.

Salchichas con alfileres (Foto: Policía Municipal de Madrid)

Salchichas con alfileres (Foto: Policía Municipal de Madrid)

Morales asegura que este problema cuenta con dos vertientes: una educacional y otra judicial. “Las personas no deberían sentirse deseosas ni capaces de matar a otros seres vivos, más aún si cabe cuando estos no amenazan su integridad de ninguna forma. Es odio y frustración que normalmente proviene de problemas personales, y lo pagan, como siempre, con los que no pueden defenderse”, lamenta.

“Por otro lado, si la justicia no investiga ni persigue a los delincuentes o no pone los medios para encontrarlos, también se sienten totalmente libres de hacer generar el dolor que quieran. Saben que tienen impunidad. Que nadie va a poder demostrar, normalmente, que han sido ellos y, en los pocos casos en los que se puede demostrar, las condenas son ridículas”, critica.

Hace hincapié en el poco interés de perseguir estos casos por parte de las fuerzas de seguridad: “Raramente muestran interés y las personas trabajadoras de las fuerzas de seguridad que ponen interés en algunos casos ni siquiera disponen de herramientas para lograr objetivos. Es como golpearse contra un muro”.

En los últimos meses se ha hablado mucho de la futura Ley de Protección Animal, pero desde PACMA dudan que llegue a provocar el cambio en esta tendencia.

“Ha cambiado tanto en su Anteproyecto desde que se planteó hasta la fecha que realmente no sabemos hasta qué punto va a ser efectiva o si valdrá para algo. Desprotege a los animales silvestres, a los de ganadería, a los experimentación, a los utilizados para caza y pastoreo… Tendremos que ver qué acaba saliendo de ahí para poder dar una evaluación final pero, en cualquier caso, no tenemos esperanza en que suponga grandes cambios e incluso sospechamos que podría ser una Ley más atrasada que otras autonómicas. Nos queda muchísimo trabajo por hacer en España, y todavía no vislumbramos una legislación realmente efectiva ni siquiera a medio plazo”, sentencia Morales.

Alarmas bienintencionadas

Manuel Lázaro, veterinario y miembro del COLVEMA, considera que tampoco existe un aumento de casos de envenenamiento, pero da la sensación de que sí por la difusión de estos en las redes sociales.

«Las redes sociales magnifican todo y al final perdemos un poco el norte. Cuando en mi clínica nos enteramos de que han dicho que en los parques está habiendo envenenamientos y que ha habido muchos problemas, lo que suelo hacer es llamar a la Policía o algún sitio donde tengan referencias para ver si me lo confirman. Hasta ahora, nunca he conseguido que me lo confirmen. Mi sospecha es que son alarmas bienintencionadas«, asegura, apuntando que en su clínica no ha notado un aumento de estos casos.

«Creo que de una forma bienintencionada se crea alarma y se magnifican las cosas por las redes sociales», reitera.

¿Cómo reconocer los signos de envenenamiento?

Pero, si se da el caso de que una mascota se envenena tras ingerir cualquier tóxico en un paseo, ¿Cómo reconocer los síntomas? ¿Qué debe hacer el dueño? «Un envenenamiento es dificilísimo de diagnosticar. No es una cosa; son cientos de miles de sustancias que, en un momento determinado, pueden actuar como un tóxico», incide Lázaro.

«Pensar en el envenenamiento como un producto determinado que le envenene no conduce a nada. Los síntomas van a ser tan variados como tóxicos estén a su alcance«, añade. Para Lázaro, diagnosticar un envenenamiento como tal debería llevar consigo numerosos análisis que, en una situación tan grave, no pueden realizarse. Es por eso que los veterinarios no se atreven a hablar directamente de intoxicaciones como tal.

Los perros son los principales afectados por envenenamiento al comer lo que encuentran en sus paseos

Los perros son los principales afectados por envenenamiento al comer lo que encuentran en sus paseos

Los síntomas que deben alarmar al dueño varían: vómitos, diarrea, dolor estomacal, pupilas dilatadas, encías pálidas, fiebre, salivación excesiva, desorientación y mareos, taquicardias, deshidratación, irritación de la piel, tensión muscular o parálisis, temblores y el letargo.

Ante la aparición de cualquiera de estos síntomas, con sospecha de que el animal pueda haberse intoxicado o no, es importante llamar al veterinario o llevarlo a un centro de urgencias para poder actuar cuanto antes.

«Es muy frecuente que en las clínicas ves a un animal con una sintomatología del tipo que sea y puedas sospechar de envenenamiento, pero a la vez de cualquier otra cosa. Un perro que vomita o tiene diarrea puede ser por un tóxico, por una infección o mil causas«, informa.

«Es dificilísimo realmente diagnosticar una intoxicación, pero los veterinarios lo que haremos en nuestras clínicas es, según los síntomas que tenga, haremos una cosa u otra, y además pondremos una medicación sintomática y lo controlaremos y haremos lo imposible por salvar a ese animal. Podemos hacer mucho aunque no lleguemos a un diagnóstico certero del tóxico«, aclara.