La contaminación del aire produce más de 400.000 muertes al año en Europa

Los niños y los ancianos son más vulnerables a la contaminación y, en las personas que están expuestas a la polución, se ha dado un incremento de la mortalidad por enfermedades respiratorias crónicas y por cáncer de pulmón.

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Ahora León / Salud / HM Hospitales

El 92% de la población está expuesta a niveles considerados peligrosos de contaminación. Y el impacto de la polución sobre la salud se ve intensificado por otros factores como el estrés, el sedentarismo y unos hábitos alimenticios poco saludables. Sin embargo, unas pautas sencillas como la dieta sana o el ejercicio físico posibilitan reducir el daño ocasionado por los problemas ambientales. Especialistas de HM Hospitales en León dan las claves para minimizar los riesgos a los que se está sometido en los entornos urbanos.

La vida en los núcleos urbanos puede ser perjudicial desde un punto de vista respiratorio. Entre las enfermedades más frecuentes se hallan el asma, la EPOC y los problemas alérgicos. Los niños y los ancianos son más vulnerables a la contaminación y, en las personas que están expuestas a la polución, se ha dado un incremento de la mortalidad por enfermedades respiratorias crónicas y por cáncer de pulmón. El tabaco es otro factor que agrava los problemas respiratorios. En este sentido, los expertos aconsejan no salir a la calle y practicar deportes al aire libre cuando los niveles de polución sean muy elevados y recomiendan el uso de mascarillas a los pacientes con problemas respiratorios crónicos.

En lo que se refiere a las enfermedades alérgicas, a lo largo de los últimos años se ha registrado un incremento de los casos en los núcleos urbanos. En ellos, según explica la Dra. Begoña Blanco Reinosa, alergóloga de HM San Francisco, “la contaminación produce una mayor agresión de las vías respiratorias, lo que facilita el paso de los alérgenos”. La especialista recuerda que los pólenes de las plantas que están sometidas a la contaminación, en especial a las partículas diésel, son más agresivos que los que crecen en un entorno rural.

El impacto de la contaminación también varía en función del barrio en el que se reside. De esta manera, el especialista en psicología de HM San Francisco, Israel González Barro, manifiesta que “los salubristas aseguran que el código postal tiene más peso sobre la salud que el código genético”.

La contaminación ambiental también afecta a la salud cardiovascular. Y, más allá de la polución, el estilo de vida en las ciudades puede generar unos niveles de estrés más altos que en el entorno rural. Además, el estrés crónico puede provocar diabetes, depresión y afecciones de la piel a largo plazo. Por ello, una de las recomendaciones para reducir su impacto es no estar permanentemente conectado al trabajo. Las técnicas de relajación también ayudan a evitar la ansiedad o los trastornos emocionales.

En los núcleos urbanos, las condiciones laborales, la habitabilidad, el ruido y las distancias pueden contribuir al incremento del estrés. Pero esto no quiere decir que el estrés no exista en el campo. “En las ciudades nos encontramos ante la pérdida de la red social y la soledad, mientras que en las zonas rurales se mantienen unos vínculos sociales mayores que crean una malla de seguridad que no solo protege la salud, sino que también amortigua los efectos del estrés”, afirma el psicólogo Israel González Barro.

De esta manera, desde el Servicio de Cardiología de HM Hospitales en León se recomienda residir lejos de las ciudades que presentan altos índices de contaminación, así como planificar escapadas al campo de manera esporádica, ya que estas son beneficiosas para corazón, pulmones y mente.

Una dieta saludable y el ejercicio físico son dos de los hábitos que contribuyen a reducir el impacto de la contaminación. En la ciudad se tiende a ingerir más alimentos procesados que en el medio rural. Por esta razón es recomendable recuperar los productos frescos de la dieta mediterránea, que son más saludables.

Además, los cardiólogos de HM Hospitales en León aconsejan utilizar medios de transporte públicos o compartidos y, si es posible, la bicicleta para realizar desplazamientos. Esa iniciativa no solo permite mantener una mayor actividad física, sino que también contribuye a mejorar la calidad del aire.