Ahora León / Noticias de León / Salud
El siglo XX presenció el mayor salto de la historia en la calidad de la salud a nivel global gracias a un sinfín de avances tecnológicos. Desde el descubrimiento de la penicilina en 1928 hasta el desarrollo del TAC y la resonancia magnética como herramientas de diagnóstico, la medicina no ha dejado de evolucionar para mejor. Cuando aún no hemos alcanzado el primer cuarto del siglo XXI, ya podemos observar algunas de las principales tendencias en la evolución de la medicina del futuro gracias a diversos avances tecnológicos sin precedentes en el pasado. En este artículo repasamos cinco de los cambios fundamentales que veremos en los próximos años: la medicina telemática, la inteligencia artificial, la bioimpresión 3D, la asistencia robótica y la medicina aeroespacial.
Medicina telemática
Tras el boom de internet y los smartphones, el potencial telemático de la medicina se ha multiplicado en muy pocos años. El ejemplo más claro es el de la cirugía a distancia, pero hay otros más cercanos a nuestro día a día como la integración web de los servicios locales de salud, el seguimiento de los pacientes mediante apps y toda una serie de recursos que nos acercan a la consulta médica desde casa. Esta evolución no viene sin riesgos, sin embargo. La privacidad de los pacientes y la seguridad de sus datos médicos puede quedar expuesta si la conexión telemática se establece desde redes vulnerables, con lo que puede hacerse necesario un alto grado de ciberseguridad. Sistemas de encriptación sofisticados y el uso de una VPN pueden garantizar la estabilidad y la seguridad de un servicio que promete mejorar en mucho nuestra calidad de vida.
Inteligencia Artificial
En paralelo al auge de la medicina telemática, otro campo de la informática está revolucionando los horizontes de la medicina: la Inteligencia Artificial. Disparada en los últimos años gracias a las mejoras en el hardware, el big data, el machine learning y el deep learning, la Inteligencia Artificial está permitiendo ya a la medicina mejorar los diagnósticos precoces en diferentes tipos de cáncer y presenta un potencial de crecimiento difícil imaginar. Como en el caso de la medicina telemática, la Inteligencia Artificial también presenta riesgos y está sujeta a debates éticos en determinados círculos, pero un uso prudente de esta tecnología focalizada al servicio de la salud está demostrando que el camino de la medicina contemporánea pasa de forma necesaria por el aprovechamiento de los últimos avances en diagnosis inteligente.
Bioimpresión 3D
El primer trasplante realizado con éxito en un ser humano tuvo lugar en 1954. Algo más de medio siglo después, la tecnología de los trasplantes ha avanzado hasta tal punto que comienza a ser posible prescindir de los donantes. A medio plazo, la bioimpresión 3D permitirá la creación de órganos bajo demanda adecuados para el trasplante, con todas las ventajas que esto implica: un grado casi nulo de rechazo al órgano trasplantado, la adecuación completa del órgano a las necesidades del paciente y la supresión definitiva de la cirugía del donante. De esta forma, la bioimpresión 3D permite eliminar las listas de espera para la obtención de un órgano y garantiza la plena funcionalidad del órgano trasplantado prácticamente desde el primer instante.
Asistencia robótica
Presentes ya en los quirófanos más sofisticados y en muchas otras instancias de la medicina contemporánea, los robots están llamados a desarrollar un abanico mucho más amplio de tareas en los próximos años de desarrollo de la ciencia médica. Desde la ayuda en los procesos de recuperación hasta el apoyo de pacientes terminales, la robótica está incorporándose cada vez más al día a día de la medicina y estará pronto naturalizada incluso en tareas de pediatría y asistencia a pacientes con discapacidad física o mental.
Medicina aeroespacial
Por último, hay toda una rama de la medicina que lleva décadas en desarrollo y que está llamada a ser determinante en las próximas décadas. Con empresas como SpaceX y BlueOrigin dando pasos de gigante para extender la presencia humana permanente en órbita, la medicina aeroespacial investiga los efectos de la microgravedad y la radiación en el cuerpo y su respuesta a los tratamientos en el espacio exterior. Quizá la mayoría de nosotros no tengamos en mente hacer un viaje por la órbita terrestre en las próximas semanas, pero en los próximos años se hará necesario poder intervenir y asistir a pacientes en este entorno. Cada avance en esta materia, además, termina trasladándose a la medicina cotidiana en forma de mejores tratamientos y diagnósticos más precisos.
