En el Dia Mundial de la Lucha contra la violencia de género «Te digo VETE»

"Me planteo cosas, porque no quiero hundirme, no me lo puedo permitir. Sabes que mi hija es lo primero. Y ella sufriría mucho…"

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Ahora León / Noticias de León / ,Texto de Manuela Pérez-Chacón (psicóloga y presidenta de pasespana.org)

Hoy domingo vuelvo a estar castigada, pensaba Bety mientras doblaba la ropa que había cogido del tendedero.

-Debo ser una niña mala. Ayer me porté mal. Tomé una decisión y no coincidía con la suya. Él no quiere que tome decisiones, por eso me castiga. Preferiría que me diera una paliza, al menos así podría gritar y quejarme. Continuaba hablando en silencio consigo misma.

En ese momento, en la cocina se escuchaba el silbido del vapor saliendo en la olla rápida.

-No sé que pensar, tengo muchas dudas, dudo de todo, a veces dudo de estar viva o tal vez, ¿y si esto es solo una pesadilla? Continuaba su cabeza pensativa.

Sin embargo, desde fuera todo aparentaba éxito, grandeza y bienestar. Una pareja perfecta a ojos de la gente.

  • Cuidado, que entra en la habitación. Un escalofrío atraviesa el escueto cuerpecito de

Ella vuelve a ser ignorada. Él pasa por delante suya como el que pasa por delante de un cuadro colgado, desde hace años, en la misma pared.

  • ¿Por qué tengo miedo? ¿Por qué me siento incómoda? Me prometí hace tiempo que nunca más volvería a tenerle No puede hacerme más de lo que hace,

¿o tal vez si podría? Las incógnitas inundaban su pensamiento incesante.

Tranquila, eres lista, puedes salir de esta situación…Continuaba rumiando su cabeza. ¿Qué haces hablando sola?

Verdad, ¿Qué hago hablando sola? ¿No estaré loca? No, no lo estás, si la loquera eres tú.

Entonces, ¿qué hago, ¿cómo soluciono mi vida? Bety tenía gran habilidad para hablar consigo misma y responderse. No hagas nada por ahora. ¿Hasta cuándo crees que podrás aguantar? Pues, es difícil calcularlo. A veces me quiero morir, a veces… ¡dios mío! ¡Mi mente quiere que pase el tiempo, que todo acabe!

  • ¿Y no tienes a nadie para contárselo y que te ayude? Preguntaba
  • ¿Te gusta hacer sangre con la preguntita? Se respondía a sí Sabes que no, solo te tengo a ti, o sea a mí.
  • Vale, pues cuenta, cuéntame, ¿qué te hace exactamente?, ¿cuál es el castigo?
  • Es un ciclo que se repite cada poco tiempo, a veces cada semana, y si me porto bien, cada dos o tres semanas. Si me porto muy bien y aguanto, tal vez pasa un mes, pero eso es mucho
  • ¡Un ciclo! ¿Qué quieres decir con un ciclo?
  • Si, un ciclo. A ver, a veces él se molesta enseguida porque no hago lo que él quiere. Y en cambio otras veces, simplemente algo debe pasar por su cabeza que Solo creo que “se le cruzan los cables” y explota.

Antes pensaba que alguien le asesoraba mal, llegué a pensar que había otra… Incluso hubo un tiempo que expiaba entre sus cosas, sin saber qué buscaba exactamente. Pero ahora creo que es su propia mente egoísta y egocéntrica.

¡Vuelvo a sentir miedo en este momento! ¿Por qué? ¿Y si lee mi diario? Date por muerta, si es que aún tienes algo de vida propia.

-¡Por supuesto que tengo algo de vida¡ ¿Qué te crees? ¿y cómo te atreves a hablarme así? ¡Tengo orgullo y soy valiente!

¡Anda, mira, pues me alegro¡ al menos parece que tu autoestima ha mejorado últimamente. Entonces, ¿me vas a decir cómo te castiga?

  • ¿Recuerdas la lista que encontramos en internet que se llamaba “vete”?

-Si, la recuerdo. Continuaba su diálogo, con preguntas y respuestas que Bety se hacía y se respondía a sí misma.

Si te desprecia, vete.

Si te deja en ridículo, vete.

Si te humilla, vete.

Si te hace chantaje, vete.

Si te controla, vete. Si te aisla, vete. Si te amenaza, vete. Si te culpa, vete. Si te castiga, vete.

Si te hace sentir invisible, vete.

-Son varias cosas de esa lista. Espera que las voy a volver a contar. Bety dejó de planchar para coger un cuaderno del cajón de su mesilla de noche.

Pero, hay algo que no entiendo. ¿Tú le quieres?

-¿Cómo lo dudas? Por quién me tomas, ¿crees que aguantaría a su lado si no fuera por amor?

¡Vale, vale! No quería ofenderte, como te planteas tantas cosas…

Me planteo cosas, porque no quiero hundirme, no me lo puedo permitir. Sabes que mi hija es lo primero. Y ella sufriría mucho…

Estás muy anticuada, todas las familias se separan y no es para tanto.

-Ahora tengo ganas de perdonarle.

¿Y por qué no lo haces?

¡Si lo hago¡, por eso es un ciclo. Me acerco o espero que se le pase y hasta la próxima.

¡Estás loca¡

Lo sé, e incluso si no estoy loca, me volveré…

Ja ja ja, el humor es lo último que se pierde. ¿O era la esperanza? Venga, me ibas a contar cómo es el castigo.

-Pues es la actitud, su personalidad es comparable a las fases de la luna y ahora estamos en la fase oscura.

¿Y cómo te sientes?

-Como si tuviera un compañero de piso, en lugar de una pareja. O más bien, me siento peor aún.

Déjame adivinar…¿te sientes cómo un personaje del cuento de la criada?

-No sé. Creo que eso es una película y no ocurre de verdad, sin embargo, una verdadera empleada de hogar tiene su horario, su gente, su vida. Yo en cambio, me siento vacía, es como tener un agujero en el centro del tórax. Supongo que es lo más parecido a la esclavitud, pero sin latigazos. Lo poquito que ayudaba en casa, lo ha dejado de hacer; no muestra cariño de ningún modo; ignora mis emociones…aun sabiendo que soy una persona altamente sensible. Sabe que todo me duele más, que mis emociones son muy intensas. Y aún así, no le tiembla el pulso para herirme.

Que pena más grande, si se supone que lo mejor de una pareja es la complicidad, hacerse la vida cómoda y fácil el uno al otro.

-Sí, así debería ser una relación de pareja. Cómplices, unidos, cuidar los sentimientos uno del otro. Respeto, ante todo. Nadie es propiedad de nadie. Estar juntos debería ser algo bueno para los dos todo el tiempo.

¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Qué has decidido?

-Debo seguir los consejos de mi inconsciente, relajarme y esperar a la siguiente fase de la luna.

¿Cómo? ¿Pero te estás oyendo? ¿Te gustaría que tu hija aprendiera esto de ti, que aprendiera a dejarse humillar? ¡Cuándo vamos a enseñar a la siguiente generación que las relaciones se basan en el respeto mutuo y que nadie debe dejarse hacer daño, porque eso NO ES AMOR!

De repente, suena el timbre de la puerta. Bety deja de estar ensimismada en sus pensamientos para acudir a abrir.

-Hola hija, ¿qué tal lo has pasado?¿Cómo está la abuela?

-Bien, responde con cara sonriente. Hoy he aprendido cosas nuevas. La abuela dice que la vida le ha enseñado mucho y que ojalá hubiera sabido antes lo que sabe ahora a su edad.

  • ¿Si? ¿Qué te ha contado tan interesante?

La abuela me ha dicho que los colores no son de nadie, que el rosa no es de las niñas, que es de todos. También me ha dicho, que la lavadora no es de las madres, también es de los padres. Y muchas más cosas…

Ya puedes estar contenta mami, cuando sea mayor nadie va a decidir por mí.

¡Tomaré mis propias decisiones¡ Y lo más importante, de mayor NO VOY A SER INVISIBLE…