El médico consejero

El problema es que los esfuerzos para disminuir el sobrediagnóstico se topan con la falta de conocimiento real del problema por parte tanto de médicos como de pacientes.

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Ahora León / Noticias de León / Dr. Jorge Gutiérrez

Hace ya tiempo que la cuestión del exceso de diagnóstico y de tratamiento está en la mente de gran cantidad de médicos y de pacientes.
Para el reconocido epidemiólogo y especialista en medicina preventiva, Miguel Angel Martinez-Gonzalez, “hoy existe una epidemia de sobrediagnóstico y sobremedicación, que tiene tres causas fundamentales; la mayor disponibilidad y el uso creciente de tecnologías diagnósticas avanzadas ( por ejemplo técnicas de imagen y pruebas de laboratorio, que pueden dar muchos falsos positivos ), los intereses e incentivos financieros de las grandes compañías farmacéuticas, con su afán comercial de medicar no solo a los enfermos sino a los sanos, y en último lugar a una cultura médica defensiva frente a posibles acciones legales de los pacientes, que fomenta un uso excesivo de pruebas y tratamientos”.
Para este especialista, los medicamentos que más han contribuido a este sobrediagnóstico y exceso de medicación son los pertenecientes a 8 grupos:
Los antiosteoporosis, los antihipertensión, los reductores del colesterol, los complejos vitamínicos, las hormonas femeninas ( terapia hormonal en la menopausia y anticonceptivos hormonales ), los tranquilizantes y somníferos, los analgésicos y los protectores gástricos.
En resumen, abunda el uso injustificado de pruebas de detección precoz y la continua ampliación de las definiciones de enfermedad. Así se acaba etiquetando como enfermos a quienes no lo son ni tienen ningún síntoma. El problema es que los esfuerzos para disminuir el sobrediagnóstico se topan con la falta de conocimiento real del problema por parte tanto de médicos como de pacientes.
Hoy en día no son infrecuentes los casos de médicos que recomiendan a sus pacientes el empleo de medicación, antes de cambiar sus hábitos de vida ( dieta, ejercicio ) con la conocida excusa de, “para que te vas a privar de esto si es mucho mas fácil tomar una pastilla…”, esto es una degeneración del arte médico y vulnera uno de los preceptos fundamentales del que ejerce la medicina; curar utilizando los medios mas simples y naturales. Como dijo Maimónides ( 1138-1204 ); “ninguna enfermedad que pueda ser curada mediante la dieta, debe ser curada mediante cualquier otro medio”.
De esta sobreindicación, tampoco se salva la cirugía. Un buen ejemplo es la excesiva popularización de la cirugía bariátrica en la obesidad, con indicaciones cada vez menos rigurosas, que hacen crecer en los pacientes la sensación de que su problema no es el exceso de alimentación sino la necesidad de operarse.
En la cirugía traumatológica asistimos estupefactos a como una misma fractura puede llevar a soluciones quirúrgicas diferentes dependiendo del hospital al que se acuda, o incluso dentro del mismo centro dependiendo a que especialista se consulte, y no solo en cuanto al material implantado, sino que en ocasiones podemos ver como en un sitio se decide operar, mientras en otro se opta por el tratamiento ortopédico.
Así podíamos seguir hablando sobre otras especialidades quirúrgicas como la cirugía oncológica, plástica etc.
En definitiva, la medicina que vivimos hoy está adulterada por diferentes motivos, entre los que destaca el interés económico. Y todo ello está favorecido por la falta de conocimiento, tanto de una gran parte de los médicos como de la mayor parte de los pacientes.
La solución está mas que nunca en manos del propio paciente, que debe exigir rigor y ética en el médico a quién confía su salud, sin dejarse guiar por la “gratuidad” de la medicina pública, ni por la llamada seductora de determinados especialistas que adquieren mucha fama usando medios poco lícitos, como la publicidad engañosa.
Cada vez gana mas fuerza en la sociedad la figura del médico “consejero”, aquel que goza de la confianza del paciente, que tiene un conocimiento profundo de la medicina, y que es capaz de aconsejarle adecuadamente en muchos aspectos relativos a su salud, olvidándose del beneficio económico. Este tipo de médicos son capaces de contrarrestar la tendencia consumista de la medicina actual.