Creer que algo bueno nos ocurre porque llevamos un amuleto o que al tomar medicamentos ‘alternativos’ nos sentimos mejor es lo que se denomina ilusión causal. Es decir, creer que hay una relación de causa-efecto entre dos sucesos que, simplemente, han ocurrido seguidos en el tiempo por pura casualidad.
Esta ilusión cognitiva es la base de las pseudociencias y muchos mitos. “Es similar a una superstición y se mantiene esa sensación de que la relación es causal, cuando en realidad no ha tenido nada que ver”, declara a SINC Helena Matute, catedrática de psicología de la Universidad de Deusto, en Bilbao, y directora del estudio.
“La ilusión de causalidad es un sesgo cognitivo que consiste en creer que existe una relación causal entre hechos que no están relacionados causalmente. Este sesgo está asociado a la pseudociencia, los estereotipos, el extremismo ideológico y muchas otras creencias injustificadas y perjudiciales. Por lo tanto, es importante desarrollar intervenciones educativas para reducir esta ilusión, idealmente durante los años escolares, con el fin de proteger a las personas contra ella”, añade Matute.
Aplicación a gran escala
El proyecto, impulsado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y que contó con la dirección científica del equipo investigador, implicó a más de 40 centros de secundaria y más de 2 000 adolescentes, que participaron en un taller de metodología y pensamiento científico, seguido de una prueba de evaluación, de poco más de una hora y media de duración en total. “El trabajo incluyó un estudio piloto, una aplicación a gran escala y un seguimiento a los seis meses”, apunta la investigadora.
El 78 % del alumnado mostró una ilusión causal más reducida, en comparación con el grupo de control establecido, que no había realizado aún la intervención. Esta reducción se mantuvo en el tiempo, ya que pasados seis meses un 66 % de los alumnos que habían realizado la intervención en el estudio inicial siguen mostrando menos ilusión de causa-efecto.
Alumnado más escéptico, más crítico
“La acogida ante esta actividad por parte de los estudiantes fue muy buena. Es una actividad diferente de las del día a día, en la que pasan un buen rato. Se hacen preguntas y aprenden que pueden y deben cuestionarse las cosas. Necesitan saber que son vulnerables, que se les puede engañar fácilmente. ¡Nosotros lo hicimos, y luego se lo demostramos!”, enfatiza Matute.
El propósito de la práctica era hacerles saber que para detectar cuál es la causa real de algo, no vale con la experiencia y sensación subjetiva que les produce, sino que deben hacer experimentos y controlar las variables con sumo cuidado, o en su defecto, fiarse de los científicos que hacen esos experimentos.