Ha muerto un elefante de los accidentados en la autovía A-30

En España, en menos de un año hemos asistido a los tres primeros casos de circos españoles que han decidido dejar de utilizar animales en sus espectáculos y los han donado a la ONG AAP Primadomus, que cuenta en la provincia de Alicante con el principal centro de rescate de animales salvajes al sur de Europa

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Uno de los elefantes heridos tras el accidente que se produjo el pasado 2 de abril en la A-30 en Albacete. / Infocircos

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Ante la imagen de cinco elefantes en una autovía entre Albacete y Murcia, una imagen que parecía irreal por su propia incongruencia, las preguntas que cabe hacerse, y que sin duda se han hecho miles de personas en todo el mundo, es: ¿Cómo puede ser que esto haya ocurrido? ¿Cómo puede ser que todavía esté permitida la utilización de animales salvajes en los circos?

Un accidente de tráfico es efectivamente eso, un accidente. Puede pasarle a cualquiera. El problema añadido viene cuando uno transporta a cinco elefantes, y cuando además lo hace con regularidad. En este caso, las probabilidades de que esta tragedia ocurra aumentan considerablemente, y los riesgos, ya no solo para estos animales, sino para los ocupantes humanos del propio camión y de los demás vehículos, se multiplican.

La prohibición de los circos con animales es un proceso que comenzó hace ya mucho tiempo. En los últimos años hemos asistido a una aceleración de este proceso, tanto en España como a en otros países, como consecuencia de una demanda social que exige un mayor respeto por los demás animales con los que compartimos el planeta.

Conductas que antes parecían normales han dejado de serlo. La utilización de elefantes, tigres, osos o hipopótamos en espectáculos, condenados a una vida de absoluta privación solo para entretenimiento de un público cada vez más exiguo, ha dejado de considerarse aceptable por la inmensa mayoría de la población.

En España más de 470 municipios han reivindicado su postura aprobando mociones para declararse libres de circos con animales. Cuatro Comunidades Autónomas –Cataluña, Baleares, Galicia y Región de Murcia– han prohibido ya la utilización de animales en sus circos.

La ciencia en contra de los circos con animales

Más allá de consideraciones éticas, la propia ciencia veterinaria ha hecho público su parecer. La Federación de Veterinarios de Europa (FVE) emitió en 2015 una declaración oficial en la que instaba a las autoridades competentes a prohibir la utilización de animales salvajes ante la imposibilidad por parte de los circos itinerantes de satisfacer sus necesidades básicas (fisiológicas, mentales y sociales).

A esta declaración se adhirió posteriormente el Consejo General de Colegios Veterinarios de España. De modo que, cuando las principales autoridades científicas en materia animal a escala europea y española, respectivamente, sostienen la imposibilidad de garantizar la protección y el bienestar de estos animales salvajes en los circos, parece que el sector circense se queda sin argumentos.

Son ya pocos los circos españoles que siguen empleando animales en sus espectáculos. Las restricciones municipales y autonómicas en aumento han contribuido a que los circos se vean obligados a dar ese paso tan esperado por la mayoría de nosotros: la transformación en espectáculos sin animales.

El año pasado, un circo muy popular en Francia dio este paso a la reconversión. Entendían que la sociedad había cambiado y que mucha gente había dejado de llevar a sus hijos al circo porque no querían ver animales en un entorno tan ajeno a su propia naturaleza. En honor a lo que siempre habían sido, un espectáculo familiar, y para no seguir produciendo malestar entre la gente, tomaban la decisión de dejar de utilizar animales.

Fue una decisión muy valiente, sobre todo por la manera de hacerlo público. El sector circense que todavía utiliza animales no lleva bien que alguno de los suyos tire la toalla, porque le acerca cada vez más a una reconversión necesaria.

En España, en menos de un año hemos asistido a los tres primeros casos de circos españoles que han decidido dejar de utilizar animales en sus espectáculos y los han donado a la ONG AAP Primadomus, que cuenta en la provincia de Alicante con el principal centro de rescate de animales salvajes al sur de Europa.

La decisión de estos circos no fue fácil. Sin embargo, las sociedades cambian, y con ello sus costumbres, sus percepciones y sus principios. Los circos tienen que adaptarse a la realidad de los tiempos. Nadie quiere su desaparición. Pero casi todo el mundo quiere la desaparición de los animales en los circos.

El proceso culminará y los circos con animales dejarán de existir en España. Será más tarde de lo que nos hubiese gustado, pero esperamos que ocurra lo suficientemente rápido como para que tragedias como esta no vuelvan a suceder.

Porque ha muerto un elefante. Un elefante que fue capturado de su hábitat natural y obligado a llevar una vida de encierro, privación y sufrimiento, para terminar muriendo agonizante en una cuneta.