Investigadores de la ULE aportan datos importantes sobre los cambios celulares en el injerto del tomate

Los resultados, que acaban de ser publicados en la revista científica Carbohydrate Polymers, abren las puertas para conseguir tratamientos que mejoren la eficacia de los injertos

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Ahora León / Educación / Universidad de León

El injerto es una práctica muy común en plantas frutícolas y hortícolas, y en el cultivo del tomate la aplicación de esta técnica propicia que cada año salgan al mercado millones de plantas injertadas. En esa dinámica unos injertos salen adelante y otros fracasan, sin embargo, la práctica encierra un alto valor económico y deja patente que se hace necesario conocer más del comportamiento de las bases celulares y moleculares que se ocultan en el proceso del injerto.

Una investigación realizada por un grupo de científicos del Grupo de Investigación FISIOVEGEN de la ULE avanza en este campo y acaba de aportar datos importantes sobre los cambios que experimentan las paredes celulares durante el injerto de la planta de tomate. Aportaciones que servirán, sin duda, para entender mejor el fracaso del proceso entre especies o variedades de plantas poco compatibles entre sí.

El estudio se inició en 2019, con el trabajo de fin de máster de Carlos Frey, doctorando del Área de Fisiología Vegetal, y ha concluido recientemente con la publicación en la revista Carbohydrate Polymers del artículo ‘The graft framework: Quantitative changes in cell wall matrix polysaccharides throughout the tomato graft union formation’ (‘El andamiaje del injerto: Cambios cuantitativos en polisacáridos matriciales de la pared celular a lo largo de la formación del injerto de tomate’. Y es que el estudio de las paredes celulares y su papel en los injertos de plantas es el objetivo del proyecto de Tesis doctoral de Carlos Frey, que dirigen los profesores José Luis Acebes y Antonio Encina.

La investigación consistió en el estudio de las paredes celulares de los tejidos próximos a la zona de unión entre los tallos que forman el injerto en tomate. “Hay que tener en cuenta que la pared celular es la envuelta externa de las células de las plantas y que juega un papel fundamental en todos los procesos de reconocimiento, adhesión celular y organización tisular en plantas”, explica Carlos Frey. Para ello se realizó un análisis exhaustivo de los discos de tallo de 2 mm de las zonas superior (púa) e inferior (portainjerto) en más de cien plantas injertadas. Una recolección que hicieron en varios momentos tras el injerto y que permitió comprobar cómo actuaban los componentes de las paredes celulares.

“En general se observó que ciertos polisacáridos variaban claramente durante el proceso, como las pectinas, implicadas en la adhesión entre células vecinas, que aumentaron mucho, lo que parece indicar que son realmente importantes en el establecimiento del injerto; y otros polisacáridos como las hemicelulosas, que se incrementaron en los primeros días, pero luego volvieron a niveles normales, es decir, tienen un papel importante al inicio de la unión”, describe este joven investigador al tiempo que avanza que este estudio “ha cuantificado por primera vez los cambios que se producen en los polisacáridos de las paredes celulares y la relevancia que tienen durante la formación del injerto”.

Esta publicación es la tercera que respalda la línea de investigación sobre injertos impulsada desde el Grupo de Investigación FISIOVEGEN de la ULE, las dos primeras se centraron en el estudio de los tejidos y células mediante la microscopía mientras que este último trabajo “ha bajado a nivel molecular buscando esos cambios en las paredes celulares que han pasado desapercibidos hasta ahora y nunca habían sido cuantificados”.

El conocimiento adquirido gracias a estos resultados podría suponer un punto de partida para entender por qué algunos injertos fracasan, sobre todo cuando ni siquiera se unen ambas partes. Además, sienta las bases de futuros tratamientos eficaces para mejorar el prendimiento de los injertos favoreciendo la adhesión de los tejidos que participan en el proceso. “Hay que tener en cuenta que en algunos cultivos un leve incremento en el porcentaje del éxito del injertado podría significar un aumento sustancial en la productividad”, matiza Frey quien firma el artículo científico junto a Antonio Encina (coordinador del grupo de investigación), Alba Manga y José Luis Acebes.

El hallazgo obtenido a través de esta investigación abre las puertas para futuros tratamientos que mejoren la eficacia de las plantas injertadas y –como remarca Carlos Frey- “conseguir de forma eficiente injertos entre variedades o incluso entre especies que actualmente no se comercializan porque tienen una eficiencia muy baja que no las hacen rentables, y aumentar así la oferta de productos hortícolas o frutícolas de elevado valor añadido”.