La prostitución cuestiona la masculinidad del putero

El documental “De Putas. Un ensayo sobre la masculinidad” cambia la idea hegemónica de la masculinidad a través de sus historias de perversión y vulnerabilidad. Se puede ver en el MUSAC hasta el 14 de octubre.

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Ahora León / Musac / Núria Güell

El arte de Núria Güell (Gerona, 1981) no está concebido para exhibirse en una sala de museo tradicional . Al menos, no de la forma convencional. Por eso su obra llega ahora al Musac. La motivación que late en el origen de la obra de Núria Güell es la de confrontar fuerzas políticas para que, de esa confrontación, emerjan o se liberen aspectos de la realidad social que permanecían ocultos o fuera de foco.

Además, para esta ocasión, Núria Güell ha desarrollado un proyecto ex profeso en el que se pregunta sobre el contenido de la masculinidad, sobre la cualidad de “lo masculino”. La artista lo expone así: «Patriarca, rey, príncipe, emperador, conquistador, líder, jerarca, patrón, amo, maestro, jefe, caudillo, dirigente, etc.; tenemos claro que todas esas identificaciones masculinas son un reflejo de la figura de poder absoluto, de Dios, al que representan, y que el mundo gira alrededor de sus triunfos y de sus miserias. Generalizando, podemos decir que la masculinidad hegemónica anhela ser adorado, complacido y servido para que así puedan calmar sus ansias de poder y reconocimiento social. ¿Pero en eso consiste la masculinidad? ¿La masculinidad gira en torno al poder? ¿Y de verdad no tenemos nada mejor que hacer que seguirles el juego?».

Estas preguntas, resueltas o no, atraviesan la nueva obra, ‘De putas. Un ensayo sobre la masculinidad’, un vídeo de gran formato. Para indagar en el contenido de la masculinidad la artista ha entrevistado a diferentes prostitutas (de León y de Barcelona), a las que considera especialistas en el tema, ya que detectan aspectos de la masculinidad que nadie más ve. En el ámbito de la prostitución, los hombres se sienten resguardados de la mirada pública y se comportan tal y como son.

En una entrevista concedida al diario.es revela que “las prostitutas son quienes mejor podían hablar de las demandas de la masculinidad, porque se pasan el día rodeadas de hombres»

«Ellas me decían que, cuanto más poder tiene el hombre (económico y social), más busca que la prostituta le humille y más vulnerable se muestra en la intimidad. En cambio, un currante explotado quiere dominar en el espacio sexual y ejercer sobre ellas el poder que no tiene en el entorno público», explica Núria.

Algunas han estado con casi nueve mil hombres y cuentan con una muestra estadística mucho mayor de la que Núria hubiese obtenido jamás. «Sus testimonios ponen en crisis la idea de una masculinidad hegemónica, y eso no interesa ni a la Iglesia ni a los poderes políticos», asegura, pues detrás de la puerta de esas mujeres, los roles se subvierten y la cama se convierte en el diván de una consulta psicológica. Lo miren por dónde lo miren, la masculinidad de los puteros  no sale bien parada bajo mirada de estas mujeres.

La experiencia de las prostitutas va ligada al miedo a la explotación y a la intimidación. En su casa, una advierte que ella siempre tiene un spray antivioladores en un cajón, mientras que otra ha tenido que usar un palo de descargas eléctricas hasta tres veces.

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