La ULE avanza en su meta de lograr la plena inclusión

La institución ofrece a sus estudiantes un programa de apoyo psicológico y un servicio de apoyo a personas con discapacidad con el fin de garantizar la formación y la igualdad de oportunidades a lo largo de su vida universitaria.

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Ofrecer las mismas oportunidades a los estudiantes a lo largo de su vida universitaria, facilitar su formación y lograr la plena inclusión, son algunos de los objetivos marcados por la Universidad de León (ULE) en materia de apoyo al colectivo estudiantil en todo su recorrido académico. Para alcanzar esos fines de integración, la institución ha dedicado esfuerzos en los últimos años para que esta premisa sea una realidad, máxime cuando la situación actual provocada por la pandemia COVID-19 ha desvelado demandas y situaciones excepcionales a las que había que dar respuesta para garantizar la continuidad del alumnado en sus estudios.

Ante esta última realidad el Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo ha ofertado unas Becas de Conectividad centradas en el préstamo de ordenadores portátiles y en una línea de ayudas para que los estudiantes dispongan de conexión a internet en sus hogares. Sin embargo, no solo se ha atendido la necesidad de dotación de material e infraestructura, sino que además la institución ha dado un paso más con la creación de un Programa de Apoyo Psicológico para facilitar la gestión de la ansiedad ante los exámenes, del autocontrol para el estudio o de trastornos afectivos e interpersonales.

La situación excepcional originada por la Covid-19, llevó al Vicerrectorado de Estudiantes y Empleo a organizar acciones específicas de apoyo psicológico durante los meses cruciales de 2020 y primeros de 2021. El interés suscitado motivó la creación de un programa específico y más amplio que se desarrolla por psicólogos del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León. Un programa que sufraga la ULE en un máximo de tres sesiones por estudiante y al que pueden acceder a través de un formulario en la web de unileon. El objetivo es dar respuesta a las necesidades psicológicas y afectivas de los estudiantes que lo demanden, que puedan gestionar sus emociones y situaciones difíciles y de este modo, alcanzar una integración plena en la vida universitaria que asegure su formación y aprendizaje durante todo el periodo de su vida académica.

En similar garantía de integración universitaria trabaja la Unidad de Apoyo a Estudiantes con Discapacidad, un servicio específico creado hace veinte años a través de un convenio de colaboración entre la ULE y la Junta de Castilla y León. Su responsable, Rosario Turienzo, destaca cómo desde esta Unidad “perseguimos la inclusión total de todas las personas que son diferentes, que tienen unas capacidades diferentes o unas necesidades específicas”.

El apoyo al alumnado con discapacidad o necesidades especiales empieza en el periodo previo a su entrada en la Universidad, prestando información y asesoramiento sobre las posibles adaptaciones en la EBAU tanto a los estudiantes y a sus familias, como a los servicios de orientación de los centros que lo solicitan.

Una vez incorporado a las aulas, el alumnado podrá recibir, si así lo desea y previa solicitud en la Unidad de Apoyo a Estudiantes con Discapacidad, aquellos recursos y apoyo que necesite para un adecuado seguimiento de las clases y la realización de pruebas de evaluación.

En ocasiones, las personas que reciben estas ayudas y medios, llegan a la ULE después de haber superado la EBAU con dificultades y con unas necesidades específicas de apoyo educativo, por ejemplo, personas con dislexia. Al incorporarse a la universidad y tener el apoyo de esta Unidad mejoran académicamente. “Hemos tenido varios estudiantes que han concluido estudios de ingeniería que en su momento llegaron muy justos y con los apoyos recibidos han hecho una carrera estupenda”, concreta Rosario Turienzo. Un resultado que demuestra que “hace años muchos estudiantes se quedaron por el camino, pese a tener las ganas de progresar y de estudiar, se quedaron fuera por esa falta de apoyo”. La realidad hoy es completamente diferente y de los 30 estudiantes usuarios con los que arrancó este servicio hace 20 años “hemos pasado a tener ahora mismo 113 estudiantes con discapacidad o necesidades especiales. Es importante que usuarios, familias y centros conozcan que existe este servicio en la ULE porque eso propicia que disminuya el abandono”, explica.

Cada caso se trata de forma individualizada y confidencial, valorando las capacidades y necesidades de cada persona, así como las adaptaciones y recursos que pueda necesitar. En la unidad gestionan los apoyos que faciliten la comunicación y el aprendizaje del alumnado con discapacidad, siempre que su situación personal lo justifique, mediante acciones como uso de ordenador, elaboración de productos multimedia adaptados a sus circunstancias, apoyo en la toma de apuntes, mobiliario adaptado, ajuste de tiempo y forma de realización de exámenes, etc.

Desde este servicio de apoyo también se realizan actuaciones dirigidas a toda la comunidad universitaria en general, realizando actividades de sensibilización mediante la organización de jornadas informativas, cursos de formación específica, grupos de trabajo etc. Los ejes que guían el trabajo en la Unidad se basan en la integración en la vida universitaria-académica, el apoyo para su máxima autonomía y el respeto a todas sus decisiones, evitando en todo momento actitudes paternalistas y sobreprotectoras.