Las Smart-homes son cada vez más populares

En España, a diferencia de otros rincones del planeta donde la implantación de la domótica podrá llegar al 50% en la próxima década, es posible que no alcancemos el 30%.

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¿Cómo ha evolucionado el concepto de domótica?

Seguro que te suena o habrás oído hablar del concepto conocido como el Internet de las cosas o Internet of Things (IoT), es decir, el conjunto de dispositivos y sensores conectados entre sí que se encargan de recoger y enviar datos de su entorno a un servidor centralizado o en la nube. Cuando nos referimos a aquellos dispositivos que intercambian información dentro de nuestros hogares, estamos hablando de domótica, y como la máxima expresión de ésta, encontramos las Smart-homes.

La invención del concepto de domótica se le atribuye al físico e inventor Jhoel Spira, quien en la década de los cincuenta trabajaba para una compañía aeroespacial donde empleaba un transistor (tiristor) para uno de sus proyectos. Entonces, se le ocurrió la idea de que éste podía ser utilizado para variar la intensidad de la luz, y fue así como inventó un atenuador para su hogar, capaz de captar el estado de ánimo y usarlo como recurso a la hora de graduar la intensidad de la luz.

El objetivo de Jhoel era que todas las personas pudieran disponer de uno en sus hogares, lo cual era una idea muy revolucionaria para la época. El sector de la domótica continúa en constante crecimiento. Los últimos datos obtenidos por CEDOM (“Asociación Española de Domótica e Inmótica”) revelan que el volumen de facturación de los sistemas de control y automatización fue de 50,5 millones de euros en 2016, lo que supone un incremento del 12% con respecto al registrado en el año anterior.

 

Estudio de mercado del sector de la domótica en el quinquenio 2012 - 2016

 

En los últimos años, cada vez más constructoras apuestan por la transformación del hogar tradicional al hogar domotizado, llegando incluso a crear edificios o urbanizaciones totalmente conectadas entre sí.

En España, a diferencia de otros rincones del planeta donde la implantación de la domótica podrá llegar al 50% en la próxima década, es posible que no alcancemos el 30%. Según los expertos, esta diferencia puede estar relacionada con la asociación de este tipo de hogares con el lujo y los altos precios. No obstante, esto ha cambiado mucho y ya disponemos de una gran variedad de dispositivos inteligentes a precios muy asequibles, con los que domotizar nuestro hogar.

Este tipo de viviendas pueden ser controladas por sus propietarios mediante pantallas táctiles programables a modo de panel de control, o a través de aplicaciones desde los smartphones o tabletas con conexión a Internet.

¿Cuáles son las ventajas de una Smart-home?

 

Diferencias entre hogar tradicional y smart home

 

Con el incremento de los costes en la energía y la necesidad de una mejora en la eficiencia energética, la demanda para los sistemas de control y automatización de los hogares ha crecido significativamente.

Precisamente, la gestión de la energía es el principal beneficio que pueden ofrecernos las Smart-homes y la domótica en general. Concretamente, las instalaciones más demandadas son el control de los sistemas de iluminación y climatización. La sociedad está cada vez más concienciada con la eficiencia energética y el ahorro que proponen este tipo de hogares, entre el 25 y el 30% en el consumo energético, según el CEDOM.

Imagina todas aquellas veces donde has dudado si dejaste las luces encendidas o la calefacción. Una vivienda inteligente se encargará de controlar estos dispositivos y monitorizar su actividad. Por ejemplo, apagando los sistemas de iluminación cuando no haya nadie en casa o activando los sistemas de calefacción cuando detecta que estamos volviendo del trabajo.

Una Smart-home aprende además nuestros hábitos y se adapta para satisfacer nuestras necesidades. De este modo, puede informarnos automáticamente de las noticias y el tiempo cuando nos levantamos al identificar esta rutina.

¿Y los riesgos?

Como toda tecnología conectada a Internet, corremos el riesgo de sufrir ataques a manos de ciberdelincuentes. Dentro del Internet de las cosas, el mayor de sus riesgos es la falta de seguridad que presentan estos dispositivos. En la mayoría de los casos, éstos se conectan a nuestro smartphone a partir de una aplicación, sin mayor seguridad que un usuario y contraseña, y ya conocemos la cantidad de tácticas de las que disponen los ciberdelincuentes para obtener esta información.

 

Ejemplo de amenaza

 

Un ejemplo son las Smart-TV, que en 2017 tenían presencia en el 14,4% de los hogares españoles y que son vulnerables a ataques de forma remota, en los que un ciberdelincuente puede tomar el control de éstas mediante ataques del tipo “Drive-by-download”, donde visitando una web, abriendo un correo electrónico o haciendo clic en el lugar equivocado, podríamos descargar un software malicioso sin darnos cuenta.

Con el acceso y el control de este aparato, nuestro atacante ya podría acceder al resto de dispositivos conectados a la misma red, y con ello a toda nuestra información.

Esta situación se agudiza si tenemos en cuenta que cuantos más dispositivos tengamos conectados a Internet, existirán más posibilidades de sufrir un ciberataque y una mayor cantidad de información correrá el riesgo de ser filtrada.

También existe un riesgo relacionado con el uso que hacen las empresas con toda la información que compartimos sobre nuestros hábitos de consumo, gustos, rutinas e información personal como los miembros que viven en el hogar familiar, planos, etc. Estos datos pueden llegar a manos de terceros sin que nosotros, los usuarios, seamos conscientes de su difusión. Por ejemplo, la empresa fabricante de nuestros dispositivos IoT puede vender información que éstos recogen y almacenan (sin nuestro consentimiento explícito), como la incorporación a la familia de una nueva mascota, y venderla a empresas que nos harán llegar ofertas, promociones y demás publicidad para mascotas.

A priori, puede parecernos útil pero la realidad es que están en posesión de mucha más información sobre nosotros de la que sabemos, y se están lucrando al comerciar con ella.

No se trata de demonizar el IoT, sino de conocer sus riesgos para actuar en consecuencia:

  1. Hacer una búsqueda sobre el dispositivo y sus posibles vulnerabilidades: los expertos están continuamente poniendo a prueba las vulnerabilidades de estos dispositivos. Es muy probable que ya se hayan detectado problemas en el dispositivo de moda, por lo que lo mejor sería informarnos sobre si estas vulnerabilidades ya han sido parcheadas.
  2. Entender las políticas de privacidad del fabricante y el dispositivo: debemos informarnos, en el punto de venta y con el fabricante, sobre las opciones de privacidad y seguridad del dispositivo, es decir, ¿qué información recoge el dispositivo?, ¿qué hace la empresa fabricante con esa información?, ¿es compartida con terceras empresas?, ¿dónde y cómo se guarda esta información, y por cuánto tiempo?, ¿el consumidor tiene control sobre qué información desea compartir? Esta serie de preguntas hará que el consumidor tome una decisión más segura.
  3. Mantener el dispositivo al día con las actualizaciones: debemos mantener el dispositivo actualizado. Ya que de esta manera las vulnerabilidades encontradas se irán parcheando. En el caso de que el fabricante no siga dando soporte al dispositivo, lo mejor será desconectarlo o actualizarlo a una versión soportada.

¿Qué te parecen las Smart-homes? ¿Conocías sus riesgos o ventajas? Comparte con el resto de los usuarios tu opinión y experiencias y mantente al día con las publicaciones de la OSI en materia de ciberseguridad para poder disfrutar de las ventajas de la tecnología.