Leyes Tuertas

A la reforma de la ley, o nueva ley de enseñanza, no le interesan: Ni la formación, ni las habilidades educativas, ni la visión humana de cada niño, ni la vocación, las destrezas y perspicacia, las técnicas basadas en las neurociencias aplicadas a la educación, ni valores humanos en su más genuino y profundo sentido.

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Los juguetes conectados fomentan la interactividad de los niños. / ©Fotolia

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Es ampliamente conocido y admitido de forma generalizada por los expertos en el tema, que tanto el currículo escolar como los recursos públicos, apenas correlacionan con los rendimientos académicos del alumnado.

Así mismo es absolutamente conocido que la situación personal y la situación sociocultural de los escolares y de sus familias son determinantes en los rendimientos académicos del alumnado.

El Informe Plowden (1967) y Murillo (2007) así lo atestiguan y citan investigaciones importantes al respecto como las de Coleman et al. (1966); más recientemente las confirma Bolívar (2009). Y hay otros muchos testimonios que nos indican lo mismo.

En España tenemos una LISMI desde 1982 y una LIONDAU desde 2003 que implementan la integración de minusválidos, promocionan la igualdad de oportunidades y la no discriminación, muy correcto si se hiciese bien, pero…

Lo que no tenemos, ni se espera, son leyes y profesionales con formación, con hábitos y con medios para observar los síntomas, las formas de funcionar o las manifestaciones de dificultad que muchos niños tienen, incluso desde edades de 4, 5, 6 años; síntomas que son indicadores claros de ciertos retrasos madurativos, de integración sensorial, de reflejos primarios activos, o de todo ello a la vez. Todo eso es tratado como si los niños fuesen peras: «ya madurará».

Resulta que se trata de situaciones personales, de manifestaciones claras de que ahí se está fraguando el proceso de fracaso y de abandonos escolares a su tiempo. Naturalmente es un proceso a lo largo de Primaria y suele dar sus penosos frutos en la ESO. La nueva ley pasa de ello olímpicamente, la Ministra no se ha enterado de ese 30% de escolares de Primaria y ESO que muestran esas situaciones personales, a menudo también socioculturales que les llevan al fracaso y al abandono escolar.

A veces se ponen «parches» (apoyos) que muy raramente llegan a estos niños (escolares) que no son «visibles» como los discapacitados; naturalmente porque no lo son. Son niños disfuncionales para los aprendizajes escolares. No cuentan, no son tenidos en cuenta en ninguna ley o norma. Con parches o sin ellos tenemos niños sufrientes a lo largo de 8, 10 o más años = maltrato infantil continuado por desidia del sistema y por ignorancia organizativa. Una eventual carne de violencia, pero no cuenta para El Sistema.

Como esos alumnos no entran en la categoría publicitaria de NEE (necesidades educativas especiales), sino que son necesidades personales para los aprendizajes escolares (NPAE) que no existe oficialmente, pasan en el limbo escolar años y más años etiquetados como cortitos, de bajo CI, distraídos, sin interés, límites, incordios o vagos (que es la peor de las etiquetas), pero todas falsas y de lamentables consecuencias.

Algunos pertenecen a grupos vulnerables, la mayoría no están en grupo social o personal reconocido. Sean de grupo contemplado o no, son personas, son alumnos, son niños que escolarmente no funcionan como pide el sistema ¿qué pasa?: Ignorados.

Son los pedagógicamente indefinidos e indefensos ya que no encajan en ninguna de las desigualdades contempladas en las múltiples legislaciones. Un limbo: se trata de la desigualdad funcional por causas personales, no visibles pero constatables, que obstaculizan los aprendizajes desde dentro del individuo. En esos alumnos la secuencia INPUT – PROCESAMIENTO – OUTPUT está bloqueada. En algún paso o momento de la secuencia, el aprendizaje encuentra barreras, obstáculos que impiden que la información fluya se produce una dificultad que el niño no es capaz de superar pues desconoce el origen, la raíz interna de tales barreras. El niño no tiene por qué saberlo, pero sí los responsables de su aprendizaje.

Áreas del desarrollo estancadas, sentidos con déficits funcionales o no integrados, funciones mentales bloqueadas sobre todo en los centros emocionales del sistema límbico o cerebro-medio emocional, pobre desarrollo de habilidades y destrezas en sistemas musculares que impiden respuestas acordes a necesidades y requerimientos, etc. En síntesis: secuencia del desarrollo interrumpida o con obstáculos que dejan lagunas en la organización neurológica y con dinamismo reducido. Y, sin embargo, todo eso tiene muy fácil solución, si se sabe y se ponen los medios.

Una causa frecuente de todo lo anterior es la presencia de Reflejos Primarios activos, que no han sido inhibidos, y cuya actividad impide que los centros cerebrales superiores estén liberados para un funcionamiento correcto y pleno, esos Reflejos pueden impedir también el necesario desarrollo sensorial y de sistemas musculares eficientes. Las neurociencias nos aclaran mucho al respecto y fáciles aportaciones para solucionarlo; pero no es contemplado en las leyes, normas, metodologías ni en la formación del profesorado, tanto la formación de base como la continua. ¿Dónde queda nuestra actualización, estar al día y el progreso en la enseñanza-aprendizaje? ¿Progreso?

No solo de métodos vive la escuela. Su “materia prima” son niños diversos que necesitan ser vistos como tales y tratados según sus fortalezas y debilidades. En la escuela están niños discapacitados y otros internamente bloqueados, éstos son los que nutren ese 30% del fracaso y abandono escolar en los cursos de la ESO, tras arrastrar pena durante diez o más años sin haber sido vistos ni atendidos por las leyes que no saben, no contestan.

Leyes tuertas y estrábicas unidas a la miopía de los maestros por su formación deficitaria.

Pregunta a la Ministra de Educación: ¿Contempla la nueva reforma a esos niños con programas de prevención eficaces, con formación del profesorado en saber detectar la espiral del fracaso en sus comienzos y disponer de herramientas de hoy con conocimientos de hoy para prevenir y ayudar hoy? La respuesta es NO, nada importante cambia en esa nueva ley, solo decorados, aliviaderos, más ideología, alturas rebajadas, mitología progre y… para de contar.

A la reforma de la ley, o nueva ley de enseñanza, no le interesan: Ni la formación, ni las habilidades educativas, ni la visión humana de cada niño, ni la vocación, las destrezas y perspicacia, las técnicas basadas en las neurociencias aplicadas a la educación, ni valores humanos en su más genuino y profundo sentido. La administración educativa no está en lo esencial que es el niño, está en imponer ideología, le sobra todo lo demás; la nueva ley abunda y sobreabunda en lo mismo. ¡Es lo que hay!

Mientras no tengamos una educación de base (0-6 años), cimentada en la familia apoyada por especialistas (nada que ver con la escuela); con los niños en libertad para su desarrollo natural en espacios abiertos y diversos, con medios, recursos y bien acompañados de forma que puedan poner sólidos cimientos con amplitud y profundidad para sus capacidades y su humanidad; no tendremos posibilidad de educar en altura. Las leyes no contemplan todo esto. ¿Ignorancia, burla, ideología, progresismo?          TODO JUNTO.

                                      Isidro García Getino (Educador)