Maestros-profesores, hoy va por ellos!!

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Ahora León / Texto: Isidro García Getino / Opinión

Hoy hablamos de los profesores-maestros, pero no de aquellos que creen que la LOGSE + las caretas y remiendos añadidos (llámese LOMCE o cataplasma), es ley absoluta fuera de la cual  todo paso o acción educativa es mala y es una muestra de ser un  mal profesional. Los profesores-maestros son los MAESTROS-profesores (como hay Maestros-pintores o Maestros-arquitectos…), los auténticos, los dignos de imitación, los que lo son a tope.

 La ley de educación, llámese como se llame, es solo una pauta general de tipo protector de nadie (aunque se supone que lo es de todos) y que sirve para que la administración figure como regente ya que maneja los dineros, ¡¡Y nada más!! Quien educa, enseña y forma es el maestro-profesor, incardinado en un Centro que educa. Exijamos que el posible pacto por la educación se asiente sobre esto.

Al margen de la ley tú educas, enseñas, formas y forjas personas porque la persona y su educación es a-legal; la persona nace y muere al margen de la ley. La educación supera, en mucho, a las leyes, el educador también. El que sabe, puede y quiere educar, lo hace siempre, dónde, cómo y cuándo quiere. QUÉ es lo que hay que  enseñar a un niño, nos lo dice el mundo en que vivimos; el CÓMO enseñárselo lo tenemos que adivinar mirando al niño; si no has adquirido ese poder de mirada que adivina, quizás estás fuera de sitio, o quizás estás aún a tiempo de adquirirlo; invertir en conocimiento (no en información) produce los mejores intereses decía B. Franklin. Pero… si no te gusta dónde estás,¡¡ muévete, no eres un árbol!!

Hay cuatro mentiras del sistema educativo que muchos profesores creen y practican; los niños las sufren y soportan; los padres las aceptan y lamentan; se trata de:

Los contenidos – los exámenes – los deberes – y los castigos.

Antes de bien avanzada la Primaria, los contenidos informativos son solamente objeto de lectura, escritura y cálculo a través de los diferentes lenguajes con los que establecer firmes bases de aprendizaje. Los deberes perjudican siempre que pasan de los breves minutos que generan hábito. Los exámenes son una aberración didáctica antes de los 12 – 14 años. Y los castigos producen miedo, ansiedad, vergüenza y preocupación, todos ellos sentimientos antagónicos con el aprendizaje, el razonamiento y la creatividad que nacen de la autoconfianza, el logro, el equilibrio y el desarrollo emocional.

La ley te marca impartir contenidos = información, que no es conocimiento y mucho menos educación. La ley sugiere  deberes, y tú, MAESTRO-profesor los haces educativos o bien los haces detestables y anti-educativos. Los exámenes son interpretación y muchos los utilizan   “al desmadre” y como arma de control porque les falta autoridad y saber hacer, lo cual es un deterioro educativo fruto de asumir el erróneo sistema que padecemos. La ley prohíbe ciertos castigos, igual que impide tantas cosas… y entonces surge el  profesional MAESTRO-profesor; o no surge nada y la ley impera sobre “el trabajador de la enseñanza”.

Me olvido del “trabajador de la enseñanza” y me quedo con el maestro-profesor que hoy es un héroe que se atreve a hacer las cosas de manera diferente, asume riesgos porque pasa a la acción con la responsabilidad de dar pasos  al margen de la ley. Deja de esperar que le digan lo que tiene que hacer, no necesita el nuevo currículo ni tampoco una voz en off (sindical) que le diga… El maestro-profesor ante todo PIENSA, evoluciona siempre bajo su propio control; la creatividad y la inspiración son un derecho que tengo por nacimiento y debo poder expresarlos plenamente. Ser creativo es un impulso fundamental del ser humano pleno.

Soy profesional de la educación, nada peor que esperar por lo que haga o diga  el gobierno. Hay problemas en y con los niños, pero los niños van muy deprisa, sus necesidades son ¡¡AHORA!! Y yo, maestro-profesor doy respuesta aquí y ahora, a este niño y al otro.

La escuela puede innovar y transformar sus MODOS, sus FORMAS DE HACER, DE EDUCAR Y DE ENSEÑAR (sobre métodos nos tiene hartos la administración), SUS FORMAS DE MEJORAR.

Lo cierto es que en la escuela HAY MUCHA MÁS AUTONOMÍA  QUE LA QUE SE USA, o se quiere usar, porque resulta más cómodo. No todo es culpa de las leyes y las administraciones. Somos  nosotros quienes debemos volar, pero eso necesita coraje, visión, entrega, y destrezas. También energía emocional: “La energía crea energía, por eso gastándome a mi misma/o me enriquezco”, decía Sarah Bernhardt.

No se trata de ser utópicos, se trata de ser profesionales del trabajo más apasionante bajo las estrellas: los niños y su educación (lo expresa así mi maestra Dra. M. de Jager). Ser realista es el camino que más transitan los mediocres. Nosotros los maestros-profesores que “abrimos nuestras mentes al cambio sin dejar escapar los valores” (Dalai Lama), tenemos motivos y razones, desechamos las excusas. Cambiamos nuestra forma de mirar a los niños y comprobamos que, con ello, los niños cambian, porque la naturaleza cultiva gratitud. Los niños son naturaleza.

Nosotros no podemos estar al albur de las administraciones. Hay administraciones que lanzan campaña  IN-FOR-ME (innovación – formación – metodológica) y se centran en métodos, y todo sigue como siempre: EL NIÑO OLVIDADO, porque la persona no cuenta, cuenta la técnica. Además se centran en el moderno “mantra”: Las tecnologías y las competencias; ¿ignoran que las competencias en la escuela son solo un criterio de evaluación? Y las tecnologías uno de los mayores riesgos del siglo para los niños.

Es lamentable que se coloque en el centro de la formación algo tan parcial mientras se olvida, ¿o se desprecia?, lo sustancial, lo esencial, lo central y final: EL NIÑO, LA PERSONA. ¿Cuánta formación dedican las administraciones educativas al conocimiento real del niño, de sus necesidades, su desarrollo, su singularidad, los riesgos de hoy, su diferencia, sus modos de aprender, sus dificultades o sus potencialidades? Porque todo eso es lo que condiciona la autoconfianza, el aprendizaje y la evolución personal para superarse, para querer, para ser feliz aprendiendo y conociendo, que no es lo mismo que acumulando información inútil.

Este olvido de la persona está dando abundantes resultados de fracaso escolar, ¡pero eso no importa…! a las administraciones, a los políticos, a los del “pacto”.

Nosotros, los MAESTROS-profesores pasamos (tenemos necesariamente que pasar) de la ley y sus administradores, de sus papeleos y su ignorancia sustancial. Otros no pasan y mantienen la cólera, la ira contra ellas; pero el sabio Buddha nos advierte: “Mantener y cultivar la ira es como beber veneno y esperar que muera el otro”. Sin ira, hagamos nuestra labor.

Sin ira, sin cólera; con sabiduría profesional como educadores SABEMOS: que aprender es la actividad humana que menos necesita de manipulación por parte de otros, que la mayor parte del aprendizaje no es resultado de instrucción sino más bien de participar, sin obstáculos, en ambientes significativos y estimulantes; que la mayoría de la gente (los niños son gente) como mejor aprende es metiéndose en ello y que las funciones del docente son acompañar el aprendizaje de cada alumno, ser mentor, observar y retroalimentar constructivamente. Así es como se expresa en el informe GRATTAN de 2012.

Las leyes, las administraciones, los sindicatos, enfatizan (para la escuela, claro) que el niño se adapte al grupo, que se ajuste, se masifique, -espíritu borreguil-, eliminar el pensar individual y la propia personalidad. El conformismo es uno de los mayores fraudes a la persona, al SER ÚNICO que somos. “El conformista no es en modo alguno persona libre, tiene que seguir al rebaño” (N.V.Peale), elimina así la auto-realización.

 La función primordial de la escuela, hoy más que nunca, es de mediación entre la familia y la sociedad civil, vincular el pasado con el futuro; eso requiere una cierta actitud contra el mundo, contra sus urgencias y estímulos inmediatos, contra las administraciones y sus normas.

Maestros-profesores que queremos educar mientras enseñamos, que ejercemos nuestra profesión con respeto absoluto por la persona del alumno, solo nos queda una alternativa: ser nosotros mismos dedicando nuestro querer, poder y saber, al niño, a cada niño con una mirada renovada que ve a la persona en su totalidad y en su individualidad diferente y especial. En mi aula hay niños, personas, no clase, no grupo, no nivel, no ritmo de aula, no media,… La vida de los alumnos es un viaje, no es una carrera de competición.

Tenemos toda la autonomía que necesitamos, toda la iniciativa, toda la libertad para educar, formar y acompañar a los alumnos hasta donde queramos y podamos. No nos escudemos, no nos amilanemos, no nos disculpemos, no subestimemos el poder  de nuestras acciones que con un pequeño gesto, a veces, cambiamos la vida de otras personas  -para bien o para mal-.

El medio escolar es la placenta ambiental  de la creatividad; vivimos en ella CON los alumnos. En la placenta EL ENFOQUE EMOCIONAL ES EL NÚCLEO PARA APRENDER Y PARA ENSEÑAR; por eso en este escrito baila siempre lo emocional. Hoy sabemos por las neurociencias que “aprender requiere necesariamente basarse en la emoción que enciende la curiosidad y la atención que proceden de dentro del niño, de la persona” (Melodie de Jager). Una enseñanza-educación emocional fácilmente evoca dentro del niño lo que más necesita para aprender y asimilar. La emoción es la energía que mueve el mundo.

¿Alguien ha visto que las leyes educativas en España tengan algo de lo mucho que las neurociencias aplicadas a la educación nos vienen aportando desde hace más de treinta años? Yo no lo he visto por ningún lado.¡¡Así nos luce El Sistema!!

 Tú, pon corazón.