Carta al Director: «Mago» Merpin, una vergüenza

"Frente a un público lleno de niños, el tal Merpin descargó un zafarrancho de alusiones veladas y explícitas de alto contenido sexual"

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Ahora León / Cartas al director

Sr. Director:

Ayer acudí con mi familia al espectáculo de magia ofrecido por Miguel Ángel Gea y Merpin.

La actuación del primero fue buenísima tanto por los trucos en sí como por la animación y el humor que utilizó.

Sin embargo, la actuación del que vino después arruinó lo que parecía ser una gran noche. Una magia ramplona, a años luz de la que acabábamos de disfrutar y, lo que es peor, trufado todo por un presunto humor chabacano, soez y grosero metido con calzador que enfrió a todo el auditorio.

En efecto, frente a un público lleno de niños, el tal Merpin descargó un zafarrancho de alusiones veladas y explícitas de alto contenido sexual.

Solo una mente con evidentes síntomas patológicos puede retozar en semejante basura. No se sabe muy bien ya si el presunto mago utiliza ese catálogo de zafiedades para descargar sus más que evidentes taras psicológicas, o quizá también para alejar la atención del público de su mediocre magia o, lo peor, para pervertir y escandalizar a los niños que por decenas poblaban ayer las butacas del Auditorio.

Para poner la guinda al pastel de porquería que este impresentable nos cocinó ayer, su último “truco” fue simular un corte de su brazo izquierdo con un cuchillo de grandes dimensiones y derramamiento de sangre. De esa guisa se paseó por el pasillo central del patio de butacas para que los niños pudieran “admirar” de cerca semejante disparate.

Si el público hubiera sido exclusivamente adulto y el espectáculo no se hubiera anunciado como un espectáculo de magia sino de otras cosas, pues allá cada cual con su dinero y su tiempo. Pero era un espectáculo de magia con familias y niños que solo querían pasar un buen rato.

Es una pena que un evento que ya ha adquirido merecida fama nacional e internacional haya contratado a semejante obseso.

Me permito utilizar su medio para expresar mi queja de padre y para exigir a la Organización que este pobre diablo no vuelva por León y que en posteriores ediciones la selección de participantes sea más rigurosa para no ofender al buen gusto. Ni se juega ni se negocia con la inocencia de los niños.

Atentamente, 

CARLOS RUBIO ROMO