Mobbing laboral, una practica que cada vez suma más demandas judiciales

La vida de María desde que entraba por la puerta del trabajo era un auténtico infierno pero ella intentaba ignorarlo y olvidarse de todo ello y seguía trabajando por conservar un puesto de trabajo que tantos esfuerzos le había costado conseguir.

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El acoso laboral​ (o el anglicismo mobbing) hace referencia tanto a la acción de un hostigador u hostigadores conducente a producir miedo, terror, desprecio o desánimo en el trabajador afectado hacia su trabajo, como el efecto o la enfermedad que produce en el trabajador.

María, a sus 23 años, al terminar sus estudios, comenzó a trabajar en una empresa muy conocida. Los 5 primeros años trabajó como secretaria.

María era una chica muy competente, trabajadora y ponía mucho empeño en todo aquello que realizaba. En su quinto año de trabajo, el director tuvo que abandonar durante un tiempo la empresa por motivos personales dejando el puesto a cargo de su hijo.

Al principio todo iba bien, María seguía esforzándose cada día en su trabajo, e incluso el nuevo director le premió con un ascenso a asistenta del director y un aumento de salario.

Cuando apenas llevaba un mes trabajando con el nuevo director, éste de vez en cuando se le insinuaba, hasta que un día incluso llegó a invitarla a cenar.

 En ese momento, María se sintió un poco incómoda e insegura, pero a pesar de ello, aceptó la invitación, pero cuando María volvió del trabajo reflexionó y decidió no acudir a la cena.

Al día siguiente, María acudió al trabajo como habitualmente pero a partir de ese día el director comenzó a acosarla amenazándola, ignorándola, interrumpiéndola cada vez que ésta hablaba, aislándola de sus compañeros de trabajo, ridiculizándola, asignándole trabajos demasiado complicados…

Desde ese momento la vida de María desde que entraba por la puerta del trabajo era un auténtico infierno pero ella intentaba ignorarlo y olvidarse de todo ello y seguía trabajando por conservar un puesto de trabajo que tantos esfuerzos le había costado conseguir.

Hasta que un día, harta de ser tan injustamente tratada, se reveló contra el director de modo que éste dio por extinguido su contrato de trabajo.

Al principio María no quería recurrir a la justicia pero su familia la apoyó y finalmente recurrió, teniendo la empresa que indemnizar a María por despido improcedente y por acoso psicológico.

Hoy en día María trabaja como directora de marketing en otra compañía y se arrepiente de no haber denunciado al director desde el primer momento en que comenzó a recibir acosos psicológicos por su parte.