El MUSAC acoge la primera exposición en España del pintor iraní-estadounidense Y.Z. Kami

El Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León abrirá hoy sábado "Y.Z. Kami: De forma silenciosa / In a Silent Way", una exposición que recorre treinta años de trayectoria del artista Y.Z. Kami, quien en sus pinturas, dibujos, collages y esculturas explora el tránsito entre la materia y el espíritu, la apariencia externa y la vida interior.

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Imagen: S. Arén

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La directora general de Políticas Culturales, Inmaculada Martínez, acompañada del director del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, Álvaro Rodríguez Fominaya, ha presentado  la exposición Y.Z. Kami: De forma silenciosa / In a Silent Way, que se abrirá al público mañana sábado. En el acto ha participado también el comisario de la muestra, Steven Henry Madoff. Se trata de la primera exposición en España del pintor de trayectoria internacional Y.Z. Kami (Teherán, Irán, 1956), cuya obra forma parte de las colecciones y ha sido mostrada al público en instituciones entre las que cabe destacar el Museum of Modern Art (MoMA), Whitney Museum of American Art,Metropolitan Museum of Art, Guggenheim Museum NY, Los Angeles County Museum of Art (LACMA),o British Museum.

La muestra, que podrá visitarse en la Sala 2 del MUSAC hasta el 22 de enero de 2023, ha sido realizada con el apoyo de Gagosian. Con motivo de la inauguración, la entrada al museo será gratuita los días 4 y 5 de junio y el sábado a las 18:00 horas se ofrece una visita guiada con su comisario, Steven Henry Madoff. Y.Z. Kami: De forma silenciosa / In a Silent Way presenta una selección de treinta obras que abarcan más de tres décadas de trayectoria del artista, incluyendo sus extraordinarios retratos de personas; sus imágenes de edificios, tanto sagrados como domésticos; una instalación escultórica de ladrillos sueltos grabados con textos; así como obras recientes de abstracciones oníricas.

 La muestra se completa con una publicación que recoge imágenes de las obras incluidas en la exposición, así como un ensayo de su comisario, Steven Henry Madoff, 2 y una entrevista de la comisaria independiente y teórica del arte Elena Geuna con el artista. En una época en la que el mundo se enfrenta a una crisis del cuerpo como elemento mortal sin precedentes, con la pandemia y los conflictos que nos afectan a todos, los retratos de gente corriente a gran escala de Kami ofrecen imágenes de calma etérea, reflejando un sentimiento filosófico de meditación sobre el ser interior y exterior, como una declaración de nuestra humanidad compartida. Impregnada de las antiguas tradiciones artísticas de los retratos egipcios de Fayum y de la poesía de la antigua Persia, e influida por el pensamiento del filósofo francés Emmanuel Lévinas, entre otros, la obra de Kami es única en el panorama del arte contemporáneo mundial.

 Su exposición en MUSAC muestra una selección de retratos de gran formato basados en fotografías tomadas por el propio artista, en los que recrea encuentros presenciales con familiares, amigos y desconocidos a los que representa en esfumado, con los ojos abiertos o cerrados, mirando al frente o hacia abajo. Realizadas con óleos mates sobre lino, estas imágenes meditativas, evocadoras de los frescos bizantinos, fijan lo desconocido y lo infinito a la forma y la presencia material. Se presentan asimismo sus obras abstractas, en las que Kami amplifica esta interacción entre superficie e interior a través de formas inspiradas en la arquitectura, la geometría, la poesía y, más recientemente, en imágenes brumosas y oníricas. Sobre las obras que forman parte de la exposición Los retratos de Kami son de personas corrientes, que miran hacia adelante con determinación, pero su magnífica solemnidad les confiere una cualidad de monumento conmemorativo, poderoso y, a menudo, místico.

En su obra Sin título (18 retratos) [Untitled (18 Portraits)] (1994-1995), por ejemplo, el grupo de rostros pensativos, que parecen mirarnos directamente a los ojos, evoca los retratos de las tumbas de El Fayum pintados hace aproximadamente dos milenos en el Egipto romano. Mientras el estilo pictórico de Kami ha evolucionado hacia cuadros de gran tamaño, las imágenes se han vuelto ligeramente difuminadas, barnizadas con una luz a través de la cual parecen menos sometidas a la gravedad a pesar de su escala, y ofrecen un extraordinario sentido de calma y silencio, casi como si estuvieran buscando despojarse del cuerpo y de toda sensación de tiempo. Esa sensación de tensión entre lo terrenal y la trascendencia en la obra de Kami también se aprecia en los cuadros de estructuras arquitectónicas, que a veces combinan retratos pintados con fotografías de edificios; unos edificios de ladrillo y piedra que se muestran cargados de tiempo y recuerdos. Así ocurre, por ejemplo, con Tierra seca [Dry Land] (1999-2004), una composición de veintidós retratos de pequeña escala, dispuestos entre fotografías de edificios de Detroit a finales del siglo XX, cuando la ciudad se encontraba en un estado de devastación tras años de agitación y pobreza.

 La fotografía combina rostros y fachadas, ofreciendo en ambos 3 casos un sentimiento de estar frente a superficies desgastadas por el paso del tiempo. Otra obra, Konya (2007), muestra detalles del mausoleo del gran poeta persa del siglo XIII Rumi, mientras agrega, en sentido ascendente, una serie de fotografías que culminan en el pináculo, junto al cual se sitúa un retrato al óleo de la difunta erudita Mahin Tajadod, estudiosa de la figura de Rumi, mujer de letras y buena amiga y mentora del propio Kami.

Su figura aparece así en ascendente conmemoración, elevándose hacia el cielo. Junto a estas obras de carácter arquitectónico, se incluye una pieza escultórica única, Rumi, el libro de Shams E Tabrizi (En memoria de Mahin Tajadod) [Rumi, The Book of Shams E Tabrizi (In Memory of Mahin Tajadod)] (2005), en la que se disponen, de forma radial, diversos versos de Rumi en los que rinde homenaje a su profesor Shams, y a sus enseñanzas sobre el amor y la devoción. Esta forma circular es retomada por Kami es sus pinturas de cúpula blancas y negras, así como en la serie de obras sobre papel Rezos infinitos [Endless Prayers].

 Ambos ejemplos reflejan la arquitectura sagrada de las cúpulas de las mezquitas y templos que, generalmente, representan el cielo, a la vez que invocan el movimiento extático de los derviches giradores sufíes, presente también en la poesía de Rumi. En los últimos años, un repentino cambio de dirección en el trabajo de Kami ha llevado su obra hacia lo que el propio artista llama Pinturas nocturnas [Night Paintings]. Estas obras abundan en el deseo de abandonar el cuerpo, pero este deseo ahora es plenamente materializado, al mostrarnos formas diáfanas y abstractas que flotan en un espacio sin límites, iluminado por la noche, como en un sueño más allá del tiempo, donde las figuras han desaparecido por completo. Otras dos obras situadas al final de la exposición materializan una vuelta al cuerpo y al tiempo, una vuelta a la historia, si bien sugieren también cierto estado de éxtasis y de ausencia.

El gran cisne [The Great Swan] (2018) conserva la paleta onírica de las Pinturas nocturnas, con ese desenfoque que ya nos es familiar y que evoca la condición inestable de mundo material. Las figuras centrales solo son visibles a medias, nuevamente como si de un sueño se tratase. La imagen representada aquí es la del místico indio e hindú Sri Ramakrishna en 1879, una invocación a la trascendencia, a elevarse para salir de uno mismo.

Esta penúltima imagen deriva en la última y más reciente obra incluida en la exposición: titulada simplemente Mensajero [Messenger] (2021), se trata de un cuadro de pequeño formato en el cual, por primera vez en los más de treinta años de trabajo del artista, solo vemos a la persona por detrás, sin que esta fije la mirada en nosotros. Esta figura misteriosa, espectral, caminando con un bastón en la mano, viaja hacia un paisaje desconocido.