El ‘no’ día de los enamorados

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Ahora León/ Opinión / Texto: V. Vélez / Imagen: S. Arén

Después de perseguir al conejo y adentrarse en un mundo de maravillas, Alicia tuvo la oportunidad de conocer a estrafalarios personajes que celebran 364 veces al año su no cumpleaños. En el universo de Lewis Carroll se logra, a través de las gruesas lentes de la imaginación y la inocencia, ver lo rutinario como extraordinario, lo corriente como milagro. Algo así sucede con el amor.

Una vez cerradas las pastelosas fechas de San Valentín, vuelve ese día a día de sinceros te quiero, de nostálgicos te extraño, de valientes te creo y de entrañables vete con cuidado. Poner fecha a un sentimiento es casi tan estúpido como corresponder a este con un principio y un final.

De acuerdo que las pastelerías y las floristerías necesitan hacer su agosto, pero el romanticismo dista mucho del postureo de rosas rojas y osos de peluche. Al fin y al cabo en el amor y en la guerra todo vale, pero poner la guinda en la sorpresa y en la incondicionalidad del día a día siempre será el mayor acto de fe en alguien.

Si el amor tuviera que escoger un día, probablemente no elegiría un frío 14 de febrero. Él suele ser más de noches de verano, de tardes de domingo, de amaneceres de abril. Él suele ser más de un incansable pedaleo que es capaz de coronar cualquier amenazante Tourmalet.

Quizá el Día de los Enamorados sea un buen momento para aparcar la bicicleta y coger aliento para retomar el pedaleo de los otros 364. Al igual que el día del cumpleaños de Alicia solo sirve de balance de lo vivido para que en el resto del calendario la única ocupación sea vivir, San Valentín podría ser un puente para que los demás días nos dediquemos simplemente a amar. Hoy es un corriente 19 de febrero, pero tal vez esa sencillez haga que sea una oportunidad tan buena como cualquier otra para desearos al mundo y a ti, un feliz no día de los enamorados.