OCU advierte de los riesgos de una mala interpretación de las funciones médicas de los smartwatches

Este tipo de funciones no ofrecen resultados lo suficientemente fiables para ser utilizadas como herramientas de autodiagnóstico: pueden transmitir una engañosa sensación de seguridad o, todo lo contrario, un estado de ansiedad innecesario sobre la propia salud.

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Lectura del ritmo cardíaco, pulsioxímetro, tensiómetro… Son algunas de las nuevas funciones que incorporan los nuevos smartwatches, especialmente los de alga gama. Una tendencia impulsada por la creciente preocupación por la salud como consecuencia del coronavirus, que ha terminado convirtiendo al reloj inteligente en una nueva herramienta de autodiagnóstico para muchos usuarios. Un uso peligroso, según advierte la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en la revista Compra Maestra de junio

Este tipo de funciones médicas no ofrecen resultados lo suficientemente fiables para ser utilizadas como herramientas de autodiagnóstico, tal y como reconocen los propios fabricantes. Es más, según OCU, pueden transmitir una engañosa sensación de seguridad que puede terminar resultando peligrosa en el actual contexto de la pandemia. O, todo lo contrario, transmitir un estado de ansiedad innecesario sobre la propia salud que incluso puede desembocar en pruebas del todo innecesarias.

De hecho, si se obvian buena parte de estas nuevas funciones médicas, es posible encontrar modelos más que aceptables por menos de 50 euros, tal y como se puede ver en el comparador de smartwatches de OCU. Es el caso del Realme Watch, la Compra Maestra, que destaca por su facilidad de uso y su autonomía (dura nueve días sin recargar), aunque no es compatible con móviles de Apple. Por cierto, la duración de la batería es otro de los parámetros que más varían según el modelo; ojo, porque los mejores y más caros, que son los que tienen más fucionalidades, están entre los que menos aguantan, como por ejemplo el Apple Watch Serie 6 GPS, que debe recargarse cada 38 horas.

Por último, OCU mantiene su preocupación por el posible uso comercial de los datos de salud recabados a través del smartwatch, aunque las compañías aclaran que solo se emplean de forma agregada.