OCU considera contraproducente reforzar la obligatoriedad de uso de mascarillas en situaciones en las que no resulta necesario

El cansancio psicológico puede derivar en que dejen de respetarse las medidas prioritarias para evitar la propagación del virus.

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Ante la reciente publicación en el BOE de la Ley 2/2021, de 29 de marzo, “de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID19”, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que un endurecimiento innecesario de estas medidas puede ser peligroso.

La nueva norma establece a nivel estatal la obligatoriedad, ya vigente por normativa autonómica, de que todas las personas de seis años en adelante usen también mascarilla en la vía pública y en espacios al aire libre sin introducir la matización de que ello se haga si no es posible mantener la distancia de seguridad, lo que supone para OCU un paso innecesario y que incluso podría resultar contraproducente.

Según OCU, las autoridades sanitarias deben informar correctamente a la población y explicar las razones existentes detrás de cada medida coercitiva o que limite la libertad de los ciudadanos, así como establecer una adecuada proporcionalidad.

Teniendo en cuenta que existe un consenso en que la covid-19 se transmite fundamentalmente por vía respiratoria y a corta distancia entre personas que sin respetar la distancia física mantienen una interacción de al menos unos pocos minutos y sin mascarilla, OCU considera coherente el establecimiento de medidas de mantenimiento de la distancia física entre las personas no convivientes y el uso de mascarillas cuando no sea posible hacerlo. También la ventilación de los espacios cerrados y las restricciones de aforo son  medidas básicas,  ya que también se considera posible  la transmisión por vía aérea a través de los aerosoles de más pequeño tamaño que quedan en suspensión un tiempo prolongado en el aire, especialmente en espacios mal ventilados con alta concentración de personas

Sin embargo, ante la situación de cansancio psicológico y volumen de impactos informativos contradictorios a los que se han visto sometidos los ciudadanos, OCU considera importante priorizar las medidas que siguen siendo fundamentales. Obligar a una medida en circunstancias en las que es innecesaria (en espacios al aire libre donde la distancia de seguridad puede estar garantizada) puede incluso desembocar en un hartazgo que, por extensión, haga que se deje de respetar en aquellas situaciones en las que sigue siendo muy necesaria.

Y existen indicios del mal uso de algunas medidas. Según una encuesta de OCU publicada el pasado noviembre, los ciudadanos utilizaban las mascarillas desechables durante 12 horas de media, tres veces más de lo aconsejable. Un exceso que llegaba a su límite en el caso de las mascarillas FFP2 que llegaban a utilizarse hasta 21 horas de media. Si a esto sumamos el uso que se puede dar en las playas donde se pueden deteriorar aún más debido a las condiciones de humedad o el contacto con la arena o el salitre puede llevar a la falsa sensación de seguridad.

OCU muestra su preocupación ya que insistir en el cumplimiento de medidas carentes de racionalidad puede derivar en que los ciudadanos, movidos por el hartazgo y el cansancio, dejen de respetarlas cuando sí son necesarias. Por ello, confía en que la nueva normativa sea matizada por el Consejo Interterritorial de Salud. El propio texto de la ley deja la puerta abierta a ello cuando indica que el uso de la mascarilla no será exigible “cuando, por la propia naturaleza de las actividades, el uso de la mascarilla resulte incompatible, con arreglo a las indicaciones de las autoridades sanitarias”.