Psicosomática y ParKinson

Los afectados tratan de sacudirse de encima algo que les causa miedo y espanto, el miedo les hace temblar y el espanto les paraliza.

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Ahora León / Salud / Dr. Jorge Gutierrez

Desde el punto de vista de la medicina psicosomática el cuerpo nunca miente. Hoy en día encontramos explicaciones orgánicas, fisiológicas, bioquímicas, genéticas de las enfermedades… pero no dejo de sorprenderme de la sabiduría de los médicos antiguos. “ Las enfermedades son como purgatorios” decía Paracelso. “La enfermedad habitualmente impone sinceridad al cuerpo revelando sombras ocultas que residen en las profundidades del alma humana”, afirmaba Maimónides.

Según nos indican los saberes mas antiguos, la enfermedad puede tener su origen en el dominio de la materia, en la esfera del alma o en el reino del espíritu. Si el cuerpo el alma y la mente están en perfecta armonía unos con otros, no existe ninguna discordancia, pero si se origina una causa de discordia en uno de estos tres planos, se comunica a los demás.

Lo que sigue a continuación es un resumen de  las impresiones del médico alemán Rudiger Dahlke sobre la enfermedad de Parkinson:

Este cuadro patológico es casi exclusivo de edades avanzadas y afecta especialmente a personas que han llevado una vida muy activa y que estaban sometidos a grandes exigencias, sobre todo de tipo intelectual, personas que tienen la pretensión de mover algo en el mundo. En sus historias personales es habitual encontrar una gran ansia por llevar a cabo empresas brillantes, realizadas con el sudor de su propia frente, junto con el temor de fracasar y no alcanzar lo mas importante.

En las profundidades de su alma reina el inmovilismo y la inflexibilidad. La parálisis y rigidez que afecta a su cuerpo refleja la atrofia que afecta a su vida psíquica.

Los afectados tratan de sacudirse de encima algo que les causa miedo y espanto, el miedo les hace temblar y el espanto les paraliza.

Su mundo psíquico está lleno de atrofia y rigidez pero su cuerpo les obliga a percatarse de que no son capaces de adaptarse a los cambios de su realidad vital.

La inexpresión del rostro es el resultado de sus enormes esfuerzos hacia fuera, no muestran su verdadero rostro sino una máscara bien engrasada.

El paciente se mantiene en una postura inclinada, tal como corresponde a una persona quebrada, por no decir golpeada por el destino. Además la postura adelantada de la parte superior del cuerpo es una caricatura de lo que fue su vida, la cabeza llena de ambiciosos sueños, avanza impetuosamente hacia delante perdiendo el contacto con la realidad material simbolizada por el cuerpo.

En la escritura se pone de manifiesto que palabra a palabra la fuerza va decayendo, al mismo tiempo que la voz se va debilitando.

La rigidez y la total inexpresividad de la cabeza y el cuerpo contrastan con los intensos temblores ( que curiosamente disminuyen cuando se realiza alguna actividad) mostrando que esta calma impuesta esta cargada de miedo y conflictos.

Los pacientes avanzan a pasos cortos, que se corresponden con sus aspiraciones reales. En la postura inclinada hacia delante, el cuerpo demuestra la discrepancia entre  querer y poder

La lección que deben aprender los pacientes es la redención, es decir la realización de la pauta manifestada en los síntomas. Por lo tanto se trata de avanzar a pasos mas pequeños, conformándose con menos, no alzar tan fuerte la voz, prestar atención a los pequeños detalles, no fijarse tanto en la cantidad como en la calidad. Los matices son de una importancia primordial ya que después de todo, se trata de un trastorno de la actividad motora delicada. En vez de rigidez y parálisis, la tranquilidad debería regresar a sus esfuerzos por avanzar.

Hay dos magníficos ejemplos en nuestra historia reciente, los casos de Mao Tse-tung y del boxeador Mohamed Ali, sus biografías son dos excelentes muestras de la verdad de la relación entre cuerpo y mente expuesta en estas líneas.