Rutas de León: Los Ancares

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Tres valles forman Los Ancares: el valle de Fornela, el valle de Ancares y el valle de Burbia. El amplio recorrido propuesto ofrece al turista la posibilidad de conocer uno de los parajes más visitados de León, Reserva de la Biosfera.

Partimos de Vega de Espinareda, donde podemos disfrutar de un amplio repertorio patrimonial que incluye las pinturas rupestres de Sésamo, el puente romano sobre el río Cúa o el monasterio de San Andrés del siglo X. Desde aquí, seguimos la visita a cada uno de los valles.

La visita al valle de Fornela comienza en Fabero, donde podemos contemplar los restos del patrimonio industrial vinculado a la minería de carbón, para cruzar en Cariseda el puente sobre el río Cúa del siglo XVIII. Llegamos a Peranzanes, capital de Fornela, destacando su arquitectura tradicional, y muy cerca de allí, en Chano, el visitante puede contemplar un castro prerromano del siglo I a.C., magníficamente conservado. Cierra este recorrido Guímara, envuelto en montes y brañas, reflejo de su pasado de pastores y arrieros.

El valle de Ancares se inicia en Sésamo, de visita obligada para conocer las punturas rupestres esquemáticas de Peña Piñera, datadas entre el Calcolítico y el Bronce Inicial. Proseguimos hasta Villasumil, en cuyo trayecto podemos disfrutar de casas de corredor y del impresionante castaño del Cantín. Las minas romanas de Candín, los chorcos para cazar lobos y la ermita de La Magdalena en Pereda y Tejedo, nos anticipan la llegada al puerto de Ancares, donde los bosques de roble y abedul acogen osos y urogallos en un impresionante paisaje modelado por glaciares. Balouta, con sus pallozas de teito y Suárbol con sus hórreos e iglesia de Santa María, indican el final del valle.

Por último, el valle de Burbia, el más meridional, soleado y cubierto por vegas. Burbia destaca por su puente romano y la arquitectura popular. En Paradaseca decubrimos La Leitosa, una mina de oro romana impresionante y, muy cerca, la ermita de Fombasallá con sus romerías. La ruta culmina con la visita a algunas de las aldeas más remotas del valle, como Tejeira, Porcarizas y Aira da Pedra, antiguas brañas de pastoreo estival.