Rutas de León: Valle de Laciana y Babia

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En plena montaña cantábrica, se esconden dos valles singulares que, a pesar de su proximidad, representan dos grupos paisajísticos y culturales muy dispares.

El Valle de Laciana, en la cabecera del Sil, hunde sus raíces en los numerosos castros astures de la zona y en las minas de oro romanas. Durante la Edad Media vive un renacer, reforzado con la Carta Puebla otorgada por Alfonso X El Sabio y que concede la celebración de la Feriona del 12 de Octubre. La Iglesia de San Xulián, en Robles de Laciana y de origen románico, es la más antigua de entre las numerosas iglesias que entre los siglos XII y XVIII se erigen en cada pueblo. La arquitectura tradicional, con sus casas solariegas, pilones, fuentes y hórreos, se entremezcla con un paisaje natural espectacular, Reserva de la Biosfera. La tradicional ganadería y la minería del carbón dejan huella en cada rincón, combinando patrimonio industrial con las brañas, y los bosques, refugio del oso pardo y el urogallo cantábrico. Leitariegos, con su estación de esquí, completa una oferta turística de contrastes.

La Ermita de Nuestra Señora de Carrasconte y el Puente de las Palomas sobre una gran falla, nos dan la bienvenida a Babia. El cambio de paisaje sobrecoge, con las montañas y pliegues calcáreos como auténtico relato de la formación de la Cordillera Cantábrica. Sus cuevas y gargantas, las huellas de glaciares y el nacimiento del río Sil en La Cueta, se entremezclan con pastizales, lagos, flora y fauna. De su pasado medieval deja constancia su toponimia y algún vestigio de torre, aunque son sus pueblos ganaderos, puertos trashumantes, y su impresionante paisaje el que nos permite deleitarnos y decir con orgullo que “estamos en Babia”.