Sandra Ardura, psicóloga y emprendedora en tiempos de crisis

"Ser psicólogo no es decirle a los demás lo que tienen que hacer o dar consejos desde el prisma personal del terapeuta sino acompañar a las personas desde su propia escala de gris a encontrar soluciones, a gestionar, acompañarles en la búsqueda de su propio bienestar sea cual sea para cada uno".

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Emprender en periodos de crisis, como el actual por el impacto del Covid-19, es una tarea ardua no apta para todos.

Los emprendedores son aquellos que pusieron todo lo que tenían en juego y, justo cuando parecía casi imposible, de alguna manera lograron arrebatar la victoria de las fauces de la derrota. Así es Sandra Ardura Fuertes, Psicóloga General Sanitaria de profesión, preocupada por la sociedad actual y la salud mental tras el impacto  del Covid.

Ahora León no ha querido perder la oportunidad de entrevistar a una joven cargada de ilusión y con ganas «de hacer un poco más fácil la vida a mis pacientes».

¿Qué es un psicólogo/a para ti?

Existen muchos ámbitos donde un psicólogo puede ejercer su profesión, desde recursos humanos, marketing, investigación…etc. Pero nos vamos a centrar en lo que es un psicólogo que se dedica al ámbito clínico.

Un psicólogo, es un terapeuta, una persona que se encarga de acompañar a sus pacientes en su proceso personal. El objetivo de todo terapeuta es ayudar al paciente a gestionar y/o solucionar las causas que le han motivado a acudir a consulta. Es importante señalar que un psicólogo no es un consejero y para que la terapia funcione es necesario que tanto terapeuta como paciente encajen, es decir, que se establezca una relación de confianza mutua, de esa forma podrá haber conexión entre ellos y las probabilidades de éxito en la terapia aumentarán exponencialmente.

¿Por qué decidiste estudiar psicología?

Desde pequeña me he sentido interesada por las personas, cómo piensan, cómo sienten o por qué hacen lo que hacen. Con el tiempo me hice muy consciente de lo necesario que es para el ser humano hablar de sus preocupaciones con los demás para gestionar las situaciones que se presentan en sus vidas y conseguir trascender y evolucionar. Es por eso que desde que, siendo una niña, me enteré de que existía una profesión que se encargaba no solo de eso sino de analizar en profundidad las emociones, cogniciones y conducta de los demás sentí que esa sería mi profesión. A pesar de que en mi vida he tenido muchas idas y venidas, no ha sido para nada lineal, agradezco a mi familia que también supo ver mi vocación y me ayudó a mantener mi rumbo hasta llegar a donde estoy ahora. 

¿Qué es lo que más te gusta de ser psicólogo?

Es complicado hablar de “lo que más” me gusta porque podría decir muchas cosas pero supongo que si tuviese que decir solo una diría que es una profesión que combina trabajar al servicio de las personas, ayudando a gestionar sus propias situaciones con alimentar mi propio interés en comprender el mundo ya que no se puede entender cómo funcionan  “las cosas” sin comprender todos los puntos de vista que existen.  Lo bonito de esta profesión es llegar a entender que la vida no es “blanco o negro” sino que existe una amplia escala de grises. Ser psicólogo no es decirle a los demás lo que tienen que hacer o dar consejos desde el prisma personal del terapeuta sino acompañar a las personas desde su propia escala de gris a encontrar soluciones, a gestionar, acompañarles en la búsqueda de su propio bienestar sea cual sea para cada uno.

¿Cuáles crees que son dos de tus fortalezas?

Por un lado la capacidad para adaptar mis conocimientos a cada paciente, esto significa que optaré por unas u otras técnicas en función de las necesidades. No me gusta aplicar un método único para todo el mundo, pienso que eso es un error.

La segunda podría decir que soy una persona muy concreta. Desde el inicio del proceso terapéutico me gusta dejar claro con los pacientes los objetivos que vamos a perseguir, de tal manera que podemos hacer evaluaciones periódicas y comprender más claramente el momento en el que hemos alcanzado dichos objetivos, momento en el cual, el proceso finaliza.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional hasta la actualidad? ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Tengo la suerte de poder decir que mi trayectoria profesional ha sido bastante variada, he trabajado en el ámbito clínico con población infantojuvenil  donde pude ver desde problemas emocionales y conductuales hasta trastornos de la personalidad tipo Trastorno límite de la personalidad (TLP) en adolescentes. También he pasado por el ámbito más académico dando técnicas de estudio tanto a nivel individual como dando talleres a jóvenes en institutos públicos.

He trabajado en asociaciones con población adulta, una de las experiencias que más me satisfizo fue dar talleres de gestión emocional y habilidades para la vida autónoma en una casa de acogida para adultos con situaciones muy complicadas.

Las situaciones complicadas me interesan bastante y por eso también tuve la suerte de poder trabajar en un centro de menores.

El último lugar en el que estuve fue una asociación aquí en León dedicada a dar servicio a personas que se encuentran dentro del Espectro del Autismo (TEA) tanto en atención directa como en evaluación y diagnóstico.

Mi proyecto actual es una síntesis de todo este recorrido, aunando los conocimientos que he adquirido hasta ahora tanto en la experiencia profesional como con la formación continuada.

¿Cuáles crees que son las principales causas de los problemas de salud mental en la actualidad?

La casuística es muy amplia, los problemas de salud mental son variados y de orígenes distintos en cada caso. Sin embargo, sí que es cierto que existe un aumento de casos de los problemas psicológicos, especialmente a nivel de estrés, ansiedad y depresión. Un factor importante ahora mismo es la pandemia y todo lo que conlleva a nivel social, económico, la incertidumbre hacia el futuro… etc.
Además, el estilo de vida actual es rápido y caótico, vivimos desconectados de nosotros mismos sin prestar suficiente atención a las señales del cuerpo cuando nos alerta de que algo no va bien. Estamos acostumbrados a tapar los dolores con múltiples medicinas pero no solemos prestar atención al significado de esas dolencias para nuestro cuerpo y mente.
Los hábitos alimenticios, la regulación del sueño, el tiempo para la calma y quietud o el fomento de las actividades que nos hacen sentir bien han quedado relegados porque no tenemos tiempo para ello a pesar de ser factores importantes para una correcta regulación física y emocional.

¿Qué métodos utilizas con tus pacientes para ayudarles a evitar traumas secundarios?

Hay que tener en cuenta que esta problemática surge en personas que se encuentran especialmente involucradas en el cuidado de otras que sufren algún tipo de patología, por eso es habitual que se encuentre en personas que tienen trabajos humanitarios como el personal sanitario.
Para evitar que se produzca el trauma secundario o estrés traumático hay que abrir un espacio donde el cuidador pueda encontrar tiempo para cuidar también de sí mismo, acompañar a la persona en el proceso de “no abandonarse” y prestar especial atención a sus necesidades, intentando encontrar el equilibrio entre cuidar de sí mismo y de los demás, esto se conoce como autocuidado.
El método se basa en la escucha activa de estas personas, de ayudarles en la identificación de sus propias necesidades y acompañarles en el proceso de encontrar los espacios para cuidar de sí mismos y su salud mental y física.

¿Cuál crees que debe ser la relación entre los psicólogos y los pacientes?

Los pacientes deben sentirse escuchados y comprendidos. Es necesario que exista una relación de confianza mutua para que se dé el vínculo terapéutico. Además el paciente debe sentir que la terapia le está resultando útil, que encuentra un espacio para dedicarse a sí mismo y a mejorar en lo que necesite. Por otro lado, el terapeuta debe sentir que la terapia resulta efectiva, esto se da si el paciente se deja guiar. Todo proceso terapéutico es un acompañamiento al paciente.

¿Puedes hablarme de algún episodio difícil en tu carrera profesional? ¿Cómo lo afrontaste?

Recuerdo un caso de una persona que vino a mi consulta buscando terapia, de alguna manera estaba buscando un sentido a su vida más que solucionar un problema como tal.  Analizando su caso llegamos entre los dos a la conclusión de que su problema precisaba de un acompañamiento y terapia ocupacional por lo que decidí derivarle a una asociación que pudiese realizar ese acompañamiento y asistir a las actividades necesarias para encontrar lo que el paciente buscaba.

Háblame de los desórdenes con los que estás más familiarizado.

Lo bonito de trabajar en clínica y en otros trabajos más especializados por áreas es que puedes trabajar con mucha casuística.
He trabajado mucho con niños a nivel emocional y conductual, así como con sus familias. El duelo, los celos, la falta de motivación ante los estudios, los problemas de inicio en drogas o alcohol….Es muy variado.
También tengo experiencia en el ámbito de los trastornos del desarrollo, especialmente en el Trastorno del Espectro del Autismo ya que he trabajado en una asociación tanto en intervención como en evaluación y diagnóstico.  He trabajado adicciones y trastornos de la personalidad especialmente donde la ansiedad y la depresión son uno de los síntomas más importantes.

¿Tomar medicación psiquiátrica es incompatible con ir a terapia?

En absoluto, suelen ser tratamientos del todo complementarios. No soy partidaria de la medicación para todo el mundo ni para cualquier problema, sin embargo soy consciente de que existen problemas psicológicos donde la química cerebral se encuentra alterada y es necesario tomar medicación pero no dejo de verlo como una “tirita”, es decir, la medicación en ningún caso soluciona el problema, solo “ataca” al síntoma. El problema y su origen se resuelven en terapia psicológica.