Se descubre en León la importancia de las plantas acuáticas para los ecosistemas

Jorge García Girón, investigador de la ULE, revela en un trabajo publicado en la revista Trend in Plant Science y realizado por un equipo internacional, que estas plantas contienen funciones para combatir los efectos del cambio global.

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Ahora León / Universidad de León / Investigadores de León

Los ecosistemas acuáticos continentales (ríos, lagos, humedales) se encuentran en alarmante retroceso como consecuencia de la acción perturbadora de las actividades humanas. La contaminación, la introducción de especies invasoras y la destrucción de los hábitats amenazan el funcionamiento, la integridad y la biodiversidad de estos ecosistemas, considerados como los más sensibles y amenazados del planeta.

Las plantas acuáticas proveen de funciones fundamentales para garantizar la dinámica natural de los ecosistemas de agua dulce, sobre todo ante los crecientes impactos derivados del cambio global, según revela un reciente estudio co-liderado por Jorge García-Girón, investigador de las Universidades de León y Oulu (Finlandia), y que acaba de publicarse en la revista científica Trends in Plant Science.

Yingji Pan, primer autor del estudio e investigador de la Academia de Ciencias China, asegura que el estudio “proporciona una primera síntesis empírica sobre las respuestas de las plantas acuáticas ante el cambio global y sus consecuencias para el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos de todo el mundo”.

Las plantas acuáticas, como los nenúfares, las espigas de agua o las eneas, poseen adaptaciones únicas a la vida en el agua (en especial cuando se comparan con sus parientes exclusivamente terrestres), adaptaciones que les han permitido colonizar, desarrollarse y sobrevivir en zonas temporal o permanentemente inundadas.

El equipo internacional de científicos que ha liderado este estudio pone de relieve cómo la contaminación por vertidos urbanos y agrícolas, la construcción de presas y las fuertes sequías estacionales están comprometiendo la supervivencia de las plantas acuáticas en sus entornos altamente sensibles, poniendo en riesgo la integridad y persistencia de los ecosistemas de agua dulce a lo largo y ancho del planeta.

3.400 ESPECIES EN EL MUNDO

Según los autores del estudio, “la escasa disponibilidad de información biológica de la que se dispone para este grupo florístico es incluso más preocupante, pues impide a los científicos delimitar, definir y prever las respuestas de las plantas acuáticas ante las perturbaciones ambientales en las que estamos inmersos en la actualidad”.

En este sentido, la comunidad científica lleva soslayando desde hace tiempo la necesidad de aunar esfuerzos para estudiar a fondo la ecología de estos organismos clave para el funcionamiento de las aguas continentales. Hasta el momento, sin embargo, solamente se dispone de información ecológica para una mínima fracción del total de las más de 3.400 especies de plantas acuáticas en el mundo, dato que contrasta con los datos ya disponibles e informatizados para más de 46.000 especies de sus parientes terrestres.

Jorge García-Girón, investigador posdoctoral Margarita Salas y uno de los autores principales del estudio, señala que “el profundo desconocimiento que rodea a la biología de las plantas acuáticas es todavía más dramático fuera de las fronteras de Europa y Norte América, en especial en los cinturones subtropicales en los que estos característicos organismos gozan de mayor diversidad. Obviar esta realidad compromete no solamente nuestros modelos predictivos sobre posibles escenarios de cambio global para los ecosistemas de agua dulce, sino que también pone en jaque la propia supervivencia de los ríos y humedales que nos rodean y de los que nos proveemos de servicios de un gran valor social y económico”.

El coordinador de la investigación y profesor de la Universidad de McGill (Canadá), Lars L. Iversen, considera que profundizar en el estudio de la ecología de las plantas acuáticas y su papel como ‘ingenieros del ecosistema’ en las aguas continentales “es un requisito imprescindible si pretendemos alcanzar las metas y objetivos del Marco Global para la Biodiversidad Post-2020, recientemente adoptado en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP15)”.

La investigación ha sido financiada por la Academia de Ciencias China, la Academia de Finlandia y Consejo de Investigación en Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá.