UCMR lanza una campaña para denunciar y visibilizar la mala alimentación en las residencias españolas

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La necesidad de esta campaña es evidente, ya que, cuando se ha estudiado la prevalencia de desnutrición en personas mayores, esta varía desde un 3-5% en el domicilio, al 50-60% en las personas ingresadas en residencias.

Ese estado nutricional deficitario tiene graves consecuencias en la salud de estas personas tan vulnerables, no solo es una simple cuestión de edad, está comprobado que cuando se cambia la dieta, los mayores evolucionan favorablemente. La desnutrición se produce tanto por la mala calidad de las comidas que la mayoría de las veces es insulsa e inapetecible por su aspecto, como por falta de personal para dar de comer a los que ya no pueden hacerlo por sí mismos, no se respectan sus tiempos y con frecuencia se quedan casi sin comer.

 Las caídas de peso, son algo a lo que no se presta atención en las residencias, siendo con frecuencia los familiares, no sus equipos médicos, los que se percatan de ello, ya que no se controla el peso de los residentes ni se evalúa su estado nutricional de forma habitual y periódica.

Es necesario controlar periódicamente por profesionales y mediante analíticas los niveles nutricionales adecuando las dietas a las necesidades de cada persona , sobre todo en los residentes que tienen problemas con el índice de masa corporal y al detectar pacientes malnutridos plantear una intervención nutricional.

 Por esto, debería ser un nutricionista de la administración el que marcase las dietas tipo, especificando los ingredientes y cantidades recomendadas para cumplir los requerimientos nutricionales y luego verificar su cumplimiento por parte de los servicios de inspección, que deberían contar, a esos efectos, con especialistas en dietética y nutrición entre sus filas. Un estudio hecho por la Universidad de Granada saca a la luz:

Que los menús en las residencias españolas tienen una calidad nutricional deficiente, aportan menos energía o proteínas de lo recomendado y no alcanzan las recomendaciones de verduras, fruta, lácteos, o legumbres, mientras en ellos la cantidad de dulces y azúcar es excesiva.

Es un hecho que muchos de los mayores que provienen de residencias llegan a los hospitales muy desnutridos y deshidratados, mucho más que en el caso de aquellos ancianos que viven independientes en sus casas.

 Otro estudio, esta vez de Nutrición Hospitalaria, cifra la desnutrición en las residencias de mayores hasta el 60%. Dietistas-nutricionistas deberían también ser incluidos en los equipos multidisciplinares de las residencias de mayores, aportar recetas al personal de cocina, controlar y cambiarlos si fuese necesario.

En cambio, en muchas residencias ni se corresponde el menú expuesto en un tablón con lo que realmente se les da, o no tienen dietas especiales para diabéticos, enfermos de riñón, corazón, etc. en otras se niegan incluso a identificar al supuesto nutricionista que los avala y las inspecciones de servicios sociales o de sanidad no suelen meterse en el asunto.

Por todo esto hacemos esta campaña, para concienciar a la sociedad de lo que se está sucediendo en las residencias con nuestros mayores y de la importancia de estar atentos a la alimentación, que no es una cuestión menor, por ello animamos a los familiares a ser muy exigentes en este asunto y a estar vigilantes sobre el estado nutricional de los suyos.