10 pasos para adaptar el cuidado facial en invierno

Durante el invierno la piel del rostro pierde un 25% de su capacidad de mantener la hidratación y se vuelve más sensible

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Ahora León / Sociedad / Deliria Rose

Mientras en León empezamos a alcanzar temperaturas mínimas anuales y como cada temporada renovamos nuestro armario, es importante hacer lo mismo con nuestra rutina de cuidado facial y nuestros cosméticos.

Con la llegada del invierno la piel puede volverse más sensible y perder luminosidad. El cambio de estaciones también provoca la acumulación de células muertas, lo cual hace que se acumule grasa y bacterias. En esta época del año, el rostro también se vuelve más seco, ya que pasamos más tiempo en espacios interiores con calefacción. Todo esto se agrava con el uso de mascarillas faciales. Por estos motivos, es fundamental adaptar nuestra rutina de cuidado facial durante el invierno.

  1. Cambiar a exfoliantes más suaves

La piel se vuelve más seca y sensible durante el invierno, y lo normal es pensar que no es el mejor momento para exfoliar, pero nada más lejos de la realidad. Con los cambios de temperatura se generan más células muertas, y el uso de mascarillas acentúa la aparición de bacterias, que debemos tratar a través de la exfoliación. Eso sí, utilizando productos más suaves.

En lugar del típico exfoliante en gránulos, podemos probar un exfoliante químico, que nos ayudará tanto a tratar la piel tirante como a mejorar la retención de humedad. Los productos a base de ácidos y retinoles son ejemplos de exfoliantes químicos. Algunos de los ácidos más suaves que podemos encontrar en el mercado son el AHA (alfa hidroxiácido) o el ácido mandélico. Los cosméticos con retinoles también poseen un efecto exfoliante y son muy efectivos a la hora de tratar signos de la edad o acné.

  1. Introducir formulaciones en aceite

El cambio constante de temperatura (calefacción, aire acondicionado, agua caliente en la ducha o viento en el exterior) altera el equilibrio de hidratación de la piel, lo que significa que la piel puede volverse mucho más seca.

De hecho, según reconocida dermatóloga la Dra. Jessica Wu, la piel en invierno pierde un 25% de su capacidad de retención de niveles de hidratación. Para combatirlo, la introducción de un aceite en nuestra rutina no solo nutrirá la piel en el momento, sino que también ayudará a retener mejor la humedad a la larga. Debemos, por lo tanto, buscar productos que incluyan algún tipo de aceite en su formulación.

  1. No olvidarnos de la vitamina C

Para mantener el brillo de verano en los meses más fríos, la vitamina C ayuda a iluminar y estimula la piel, estimulando la producción de colágeno, que sirve para que la piel pueda retener mejor la humedad y ayuda a protegerla de factores externos.

Durante los meses de verano, la piel ha estado expuesta a una mayor concentración de rayos ultravioleta que contribuyen al envejecimiento prematuro de la piel. El uso de vitamina C ayuda a corregir y revertir el daño producido por el sol, manteniendo un tono uniforme. Por suerte, existen multitud de productos con vitamina C en su formulación, con diferentes grados de concentración.

  1. Cambiar de gel a aceite limpiador

La limpieza es fundamental para eliminar las bacterias generadas por el uso de mascarillas y tapabocas. Si hemos estado usando un limpiador en espuma o gel durante el verano, es momento de cambiarlo por una fórmula en crema o aceite una vez que las temperaturas comiencen a bajar.

La piel produce menos grasa durante los meses de frío, por lo que es importante limpiarla con suavidad para evitar que la grasa se elimine por completo. Las fórmulas en crema, aceite y bálsamo van a eliminar el maquillaje (y, de hecho, de forma más efectiva que otros productos) sin alterar el equilibrio lipídico.

  1. Usar más productos hidratantes

A medida que el otoño da paso al invierno, es probable que sintamos aún más sequedad (especialmente alrededor de las áreas más delicadas como los ojos y los labios), por lo que ahora es un buen momento para aportar hidratación extra. Cada vez vemos en el mercado cosmético más mascarillas que no es necesario retirar después del tiempo de aplicación. Incluso algunas están pensadas para dejar actuar toda la noche. Las mascarillas de tejido, ahora tan de moda, pueden ser otra buena opción, ya que tampoco hace falta aclarar tras su uso.

  1. Invertir en una hidratante enriquecida

En verano, con una hidratante ligera o gel, nos vale, pero cuando durante el otoño e invierno debemos cambiar nuestra hidratante de siempre a una con una formulación más densa. Incluso si preferimos cremas sin aceites porque tenemos la piel grasa, o si estamos usando un aceite en otro paso de nuestra rutina, a la piel le viene bien una consistencia más espesa para sellar la hidratación. Si nos preocupan los brillos, siempre podemos utilizar las cremas hidratantes más untuosas durante nuestra rutina de noche.

  1. No dejar de lado el protector solar

Hay una parte de nuestra rutina de cuidado de la piel que debe acompañarnos durante todo el año. Y esa no es otra que el protector solar. Es esencial que el SPF sea parte de nuestra rutina cosmética durante el invierno, ya que los rayos ultravioleta del sol son igualmente dañinos.

Esta recomendación es más importante, si cabe, si practicamos deportes de nieve. El Dr. Leandro Martínez, de la Academia Española de Dermatología y Veneorología, recuerda que “la fotoprotección no hay que limitarla a la aplicación de cremas sino también hay que contemplar el tiempo y lugar de exposición a índices ultravioletas elevados, la ropa más adecuada y no olvidar la protección en los labios”.

  1. Resetear la piel con un peeling enzimático

Una alternativa más suave a las exfoliaciones químicas, e ideal para pieles sensibles, son los peelings enzimáticos. Durante este tipo de tratamientos se descompone suavemente la proteína queratina, que mantiene las células muertas de la piel en las capas superiores. ¿El resultado? La piel luce más luminosa y se nota más suave. En muchos casos se observa que los poros abiertos están menos obstruidos y se reduce el acné.

  1. Tratar el enrojecimiento con ingredientes calmantes

Si somos propensos al enrojecimiento de la piel o la rosácea, la situación suele empeorar durante los meses de otoño e invierno, especialmente alrededor de la nariz y las mejillas. Para contrarrestar este efecto, debemos buscar ingredientes calmantes y antiinflamatorios que ayuden a aliviar la rojez y la irritación, como por ejemplo la niacinamida (que no deja de ganar popularidad) o la tradicional rosa mosqueta.

  1. Introducir probióticos en nuestra rutina de cuidado

El cuidado de la piel con probióticos funciona de la misma manera que los suplementos probióticos en nuestro intestino: ayudan a mantener el equilibrio. Si tenemos una piel mixta (la más común en España, con alrededor de un 65% de la población) y a veces oscilamos entre la sequedad y los brillos, un sérum hidratante con probióticos puede ser la respuesta. Este tipo de ingredientes activos nos van a ayudar a mantener el equilibrio del rostro entre las zonas con más sequedad y más grasas.

Desde el blog de belleza deliriarose.com explican que con estos sencillos consejos conseguiremos mantener una piel del rostro cuidada, y sobre todo, sana, incluso durante los meses más fríos del año.

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