Cómo encontrar el equilibrio entre comer sabroso y comer sano en las personas mayores

Se deben priorizar los productos frescos y de temporada, dedicar tiempo a las elaboraciones y aportar vistosidad y sabor a los platos

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Comer de forma saludable es un asunto de gran importancia que se nos inculca desde la infancia. Sin embargo, cuando se trata de la alimentación para personas mayores no hay otra alternativa. La nutrición en esta etapa tiene características especiales y debe seguir unas pautas que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas durante este periodo.

La importancia de los alimentos es igual para todos pero, en especial, los niños y las personas mayores son quienes más deben cuidar aquello que comen ya que la dieta es vital para su salud. Sin embargo, comer sano no es sinónimo de comer sin sabor ni implica dejar de lado las elaboraciones tradicionales que tanto gustan.

Es por ello que las residencias CleceVitam de Castilla y León cuentan con un completo equipo de dietistas y nutricionistas liderado por Laura de los Ríos (especialista con más de una década de experiencia en alimentación geriátrica) al que se ha sumado recientemente Guadalupe Merino, anteriormente cocinera en algunos de los restaurantes con más renombre y reconocimientos de la Comunidad y ahora chef ejecutiva encargada de preparar el recetario de estos centros residenciales para personas mayores, supervisar los procesos de cocinado y marcar los pasos a seguir para que todos los platos sean apetecibles.

Recetario de verano

“Laura estudia la parte nutricional, que cada elaboración aporte al organismo lo que debe y yo busco que gastronómicamente sea más apetecible”, señala Merino, quien pone el foco en el recetario de verano con las cremas frías y las ensaladas como protagonistas. “Siempre tenemos en cuenta lo masticables que son los alimentos para que todos los residentes, sean o no asistidos, puedan disfrutar de las comidas del mismo modo. Por eso hemos quitado las carnes secas en favor de otras más jugosas y se priman las elaboraciones más largas”, añade.

En este sentido, De los Ríos asegura que los platos “si están bien elaborados y forman parte de su tradición son bien aceptados”. No obstante, reconoce que en los centros, todos con doble menú, hay opciones que triunfan siempre. “Si hay salchichas, huevos fritos o empanada olvídate de lo otro. Además, hay platos que da igual la temporada que sea que no se pueden quitar, como el cocido”, apunta al tiempo que afirma que en las fechas señaladas “hay un ten con ten entre comer rico y comer sano así que ponemos más asados con acompañamientos ligeros que aúnen sabor y salud”.

“En el día a día buscamos equilibrar la dieta pero que haya picoteos, turrón en Navidad, etc. es lo normal, como haríamos todos en nuestra casa”, apunta la nutricionista, a lo que Guadalupe añade que, no obstante, hay algunos platos nuevos que “están gustando bastante”, como la crema castellana o la de alubia roja con crujiente de morcilla, y que ayudan a que los residentes de los centros CleceVitam consuman legumbres con más ganas.

A estas mejoras se suman los postres caseros, el uso de los frutos secos o el emplatado de las diferentes recetas, unos cambios que hacen que comer en cualquiera de las nueve residencias con las que cuenta la marca en Castilla y León sea un momento especialmente agradable en el que cada detalle se cuida al máximo. “Hemos estudiado a los proveedores de bacalao durante dos meses para dar con los mejores lomos y seguiremos en esa búsqueda de la mejor calidad para ofrecer a las personas mayores la atención que merecen, también en las cocinas”, concluye Merino.