La Educación en su Día Internacional – 25 enero

El ser humano –bebé y niño – se educa desde que nace, pero no necesita escuela, no se educa en el encierro sino en la libertad

0

Ahora León / Noticias de León / Educación / Por Isidro García Getino 

Si de algo entiendo, por suerte y modestamente, es de EDUCACIÓN.

Si de algo carecemos en España y otros muchos países, lamentablemente, es de EDUCACIÓN, sobre todo en los niveles oficiales, gubernativo, político y de nuestro sistema de enseñanza –no educativo – que, por cierto, va a mucho peor.

Si hay algo realmente importante en la sociedad, eso es EDUCACIÓN.

Si hay algo en lo que existe una enorme confusión en los medios informativos, legislativo y, a menudo en medios “educativos”, es sobre EDUCACIÓN. Ello es debido a que se mezcla y confunde enseñar con EDUCAR, escuela con EDUCACIÓN, sistema de enseñanza con sistema EDUCATIVO.

Si no fuese tan descorazonador, seguiría aquí con muchos más “SI…” sobre el tema EDUCACIÓN, pero:

Los lectores merecen EDUCACIÓN en este día, y mi propósito es aportar en positivo.

Hace solo un par de meses, Ediciones EOLAS de León, publicó mi libro que titulo “Romper la escuela para EDUCAR”. No es un alegato contra la escuela ni mucho menos; sí trata de aportar para que la escuela se sitúe en su mejor proyección y también como complemento esencial de la EDUCACIÓN.

En mi libro planteo la escuela como proveedora básica de los lenguajes –no deben ser asignaturas en Primaria -, los lenguajes con los que los humanos nos entendemos, nos ayudamos y nos perfeccionamos como seres humanos plenos, también como sociedad. Son los lenguajes que nos servirán toda la vida, también para aprender en nuestra formación tras la escuela y en nuestra futura actividad profesional, social y personal.

Lenguajes son: La lengua materna en sus diversas expresiones, otras lenguas, el lenguaje matemático, el informático, el científico, el fisiológico o del cuerpo en movimiento y el deporte, los lenguajes de las diversas artes, el lenguaje trascendente y el EDUCADO.

Pero el centro y la esencia de la EDUCACIÓN están antes de la escuela. El ser humano –bebé y niño – se educa desde que nace, pero no necesita escuela, no se educa en el encierro sino en la libertad, no se educa en estructuras artificiales sino en la naturaleza, no se educa entre papeles, lápices y paredes sino entre padres, cariño y hogar; no se educa entre enseñantes, maestros y sabiduría sino entre modelos, educadores muy especializados y con acompañamiento a su desarrollo; no se educa llenando cuanto antes su cerebro con información sino llenando sus necesidades primarias, su corazón y sus ansias de naturaleza viva. Y más y mucho más hasta los 6 – 7 años de edad, cuando ya están puestos los cimientos EDUCADOS y tiene hábitos, destrezas y habilidades básicas de ser humano EDUCADO; cuando ya con 6 + años ha experimentado a tope su cuerpo, sus vínculos, sus entornos y sus recursos personales; cuando ya anhela más, ansía abrirse, expandir su mente y gozar ilusiones de saber, de conocer, de expresar, diversificar y crear; cuando ya puede gozar aprendiendo en inmersión, es cuando la escuela se necesita para niños EDUCADOS.

EDUCACIÓN no es igual a escuela, y menos a “sistema educativo”.

EDUCACIÓN es amor que desarrolla en contacto, imitación, experimentación, asimilación de humanidad –no de conceptos -; es sentar bases firmes, es adquirir hábitos, es saberse YO y conocer el TÚ para lograr el NOSOTROS en absoluto respeto; todo ello asentado en la autonomía, la confianza y la seguridad del SER.

La EDUCACIÓN es EN familia ayudada, asesorada por los profesionales más preparados y cualificados de todo el espectro laboral que deben ser los EDUCADORES (esa especie necesaria pero de la que carecemos). EN hogar más los entornos adecuados y con naturaleza a tope. EN la máxima libertad, EN ambientes enriquecidos y con profesionales respetuosos, afectuosos, observadores, creativos y acompañantes de los niños, pero mucho más acompañantes de los padres.

Sra. Celaá, Ministra de Educación, yo sé que Vd. Sabe leer.

                                                                                                 Isidro García Getino