Las modas cambian… las petacas no

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Ahora León / Opinión / Imagen: S.Arén

Estamos dentro de una rueda llamada mundo, una rueda que gira y gira a una velocidad tal, que nos resulta imposible hacer realidad ese dicho que dice… ¡Que se pare el mundo que yo me bajo!

Un mundo en constante cambio, la evolución envuelve nuestras vidas, desde la vida cotidiana hasta la laboral. Las carreras inundan nuestras venas. Pero por suerte aún queda esa gente, aquella que se cierne a la tradición, a la tradición de la felicidad de antes, esa forma de ser pausada con el fiel sentimiento de estar haciendo bien las cosas.

Gente que desde pequeños conocieron la libertad que da una petaca con un buen caldo dentro, da igual cual…

La petaca es un símbolo en el mundo estresado en el que estamos, estiradas y planas, como si dijera, yo estoy aquí para lo que necesites, pero no quiero llamar la atención.

Esa petaca que compartes a la entrada de un partido que se presume aburrido o interesante, no importa. La petaca crea amistad, no se puede decir que no a una persona que te mira con cara de felicidad tras usarla y ofrecértela cual tesoro a compartir se tratara.

Todo comenzó como en el Siglo XVIII como una forma de ocultar aquel licor prohibido en la época, en 1920 entró en vigor la archiconocida Ley Seca, aquí comenzó todo.

Por la necesidad de unos de ocultar algo hoy podemos presumir y disfrutar de uno de los objetos más míticos de los que el hombre ha disfrutado y seguramente esa gente, calmada y con ganas de ser feliz, seguirá disfrutando… la petaca.