El SOS de muchos niños

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Noticias de León / Opinión / Isidro García

¡Sorpresa! Muy a menudo nos encontramos con niños que presentan escaso desarrollo del equilibrio, falta de estabilidad corporal, debilidad de la musculatura central que soporta el conjunto del cuerpo,… Nos hace pensar en un pobre o mal desarrollo de su sistema vestibular; es fácil que estemos hablando de eso que muchos llaman TDAH (no sorpresa).

Todos esos síntomas y otros varios dependen del movimiento, del ejercicio, de la actividad física corporal y del juego, juego activo y físico-corporal; no de juego con maquinitas que solo requieren dedos y ojos.

Los niños necesitan mover su cuerpo en todas las formas posibles, durante horas cada día y no solamente alguna vez a la semana. La repetición frecuente de movimientos crea conexiones neurológicas firmes y bien mielinizadas, y estas conexiones las realiza el movimiento y se afianzan con repeticiones.

El cuerpo del niño tiene que estar bien preparado para aprender en la escuela. El sistema sensorial necesita de todo el cuerpo para responder adecuadamente. Sus ojos, oídos y manos no son elementos aislados  y su cerebro depende de absolutamente TODO su cuerpo, sus sentidos y sistemas musculares  para funcionar con eficacia.

La actividad descontrolada que algunos niños despliegan en el aula y en casa, moviéndose inquietos porque no pueden parar, hace que su cerebro se ausente y se inhiba resultando imposible el aprendizaje. Veinte minutos o media hora de juego en el día es totalmente insuficiente para niños entre los 3 y los 12 años. Cuando salen del colegio necesitan horas de actividad-juego al aire libre y, sobre todo, juego libre y deporte activo.

Para aprender en la escuela los niños necesitan atención, para tener atención necesitan tener un cuerpo organizado para atender. Un cuerpo dispuesto o habilitado para aprender requiere mucha actividad física y aeróbica que estabilicen el sistema vestibular para el equilibrio.

El 95% de los niños diagnosticados de falta de atención (TDA) o de hiperactividad (TDAH) están diagnosticados de forma impropia. Su problema no radica en el TDA ni el TDAH sino en la carencia,  durante los años clave, de suficiente juego, ejercicio, movimiento, actividad física que les lleve a conseguir buen tono muscular, fortalecer la musculatura central, lograr equilibrio corporal  y adquirir consciencia de su control corporal.  Solo se logra todo ello con juego libre y actividad física abundante en los años de infancia y pre-adolescencia; la carencia de esto crea alarma social porque aumentan los casos de TDA y TDAH, de obesidad infantil y dificultades de aprendizaje. Es evidente la confusión social y profesional que pone nombre y soluciones equivocadas por no ir al origen, a las causas reales, a la raíz de esos males.

SOS por los niños (y muchos padres) esclavos del consumismo, esclavos de la escolaridad desde los 0 años, esclavos de las maquinitas y juegos sedentarios, esclavos de la virtualidad que desplaza y sustituye a la realidad, a la naturaleza y al armónico desarrollo físico-afectivo-intelectual. Demasiadas esclavitudes, ¡¡Pobres niños!!

Y encima les llaman TDAH.