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El rumor que circulaba en algunos medios nacionales de que Antonio Silván podría ser Ministro de Fomento, finalmente se quedó en eso, en pura rumorología. Una oportunidad perdida para León que, aunque hubiera dicho adiós a su alcalde, ganaría un embajador de primera línea en Madrid.
La complicada, aunque atractiva, opción de Silván sí que estuvo en las quinielas de Rajoy para su Gobierno debido a su amplia experiencia en la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León. De hecho, el elegido para la cartera, Íñigo de la Serna, también es alcalde de una ciudad y, en un principio, parecía una alternativa tan descabellada como la del regidor leonés.
La elección de Silván para dirigir el Ministerio de Fomento hubiera sido una gran noticia para todos los leoneses. Sin ir más lejos, el mediático Miguel Ángel Revilla aplaudió la elección de su adversario político y alcalde de Santander, por ser una gran oportunidad para los cántabros.
Y es que tener a un leonés en uno de los catorce ochomiles de la política nacional hubiera sido un chollo. La cartera de Fomento hubiera puesto en bandeja la finalización de proyectos tan ansiados como la integración de FEVE o la Autovía León-Valladolid.
Si Rajoy hubiera elegido a Silván, León podría haber obtenido un importante empujón para su comercio. Si Rajoy hubiera elegido a Silván, León podría haberse convertido en un verdadero polo de atracción de grandes empresas. Si Rajoy hubiera elegido a Silván, León se consolidaría como capital tecnológica y de ciberseguridad.
Para el terreno de lo subjetivo queda si León está o no de moda. Pero, si Rajoy hubiera elegido a Silván, seguro que la ciudad estaba mucho más cerca de estarlo. Aunque todo esto podía haber sido una realidad… Si Rajoy hubiera elegido a Silván.
