España se desprende del carbón

La Unión Europea quintuplica las ayudas a España hasta los 1.800 millones de euros para la transición energética justa.

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A partir de este mes de junio, España da un paso más en la consecución de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible 2030 (ODS2030) y gran parte de sus plantas térmicas de carbón echarán el cierre, consolidando la transición del país hacia energías limpias. Sarens, líder mundial y referencia en servicios de alquiler de grúas, elevación pesada e ingeniería de transporte, con más de 60 años de experiencia en el desmantelamiento de centrales energéticas, destaca la importancia que tiene el correcto desmantelamiento de este tipo de plantas desde el punto de vista económico, social y de la seguridad.

Y es que el proceso de desmantelamiento de una central energética, como lo pueden ser las térmicas o incluso las nucleares, es fundamental en términos de seguridad medioambiental y/o física, ya que la mayoría de estos procesos requieren equipos especialmente diseñados para cada ocasión y según las particularidades de la planta. Por ejemplo, los sistemas de deslizamiento y elevación pesada de Sarens, que necesitan ser manejados hasta por 5 operarios. Y es que, para un correcto proceso de desmantelamiento, los operadores deben encargarse de la gestión de los residuos y, en el caso por ejemplo de las nucleares, eliminar o contener todo el material radiactivo, incluido el combustible, material y a veces hasta edificios enteros.

Hasta finales de 2019, España ha ido paulatinamente sustituyendo el carbón por energías renovables, quedando hasta el momento solo 15 plantas térmicas en 6 diferentes CCAA (Galicia, Aragón Castilla y León, Baleares, Andalucía y Asturias). Será a partir del próximo 30 de junio cuando las plantas térmicas de carbón comenzarán sus planes de desmantelamiento.

Además de cerrar sus plantas de carbón (los combustibles fósiles representan el 74% de la energía primaria en España) según Sarens, España tendría que construir unos 1.200 parques eólicos nuevos, es decir, el doble de los que dispone actualmente. El paquete presupuestario procedente de la Comisión Europea supone una gran oportunidad para que España acometa las reformas que necesita y ponga en marcha los planes de reconstrucción ecológica que conduzcan al país hacia un futuro más sostenible y que al mismo tiempo reactive la economía, generando miles de puestos de trabajo.

En la actualidad, el sector del carbón solo genera alrededor de 1.500 puestos de trabajo, frente a los 45.000 de 1990. En cambio, el sector renovable ha superado con creces su impacto en la economía generando, en 2018, 81.294 empleos, un 3,3% más que el año anterior, siendo 50.107 empleos directos, esto es, 5.000 más que los que generaba el carbón hace 20 años.

Precisamente, para favorecer la transición hacia energías neutras, España recibirá 1.806 millones de euros en ayudas de la Comisión Europea para la inversión en renovables, y reindustrializar el país hacia un modelo más sostenible y eficiente. Del mismo modo, la CE pondrá en marcha un paquete de préstamos de entre 25.000 y 30.000 millones de euros para que las administraciones públicas pongan en marcha planes de reconversión industrial y transición ecológica en las zonas que más lo necesitan, lo que generará, a su vez, miles de nuevos puestos de trabajo.

Según el último informe realizado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDN por sus siglas en inglés) España se sitúa en el puesto nº21 entre 162 países en términos de desarrollo sostenible, muy por debajo de los países nórdicos (Suecia, Dinamarca y Finlandia) que encabezan el ranking. Con este paso, España se acerca más a los países de su entorno en su avance hacia las energías neutras, estando más cerca de cumplir con los ODS 2030, para lo que aún tiene algunos retos por delante.