Guardia y Oración organiza un Triduo Eucarístico en San Isidoro

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Ahora León / Noticias de León / Imagen: S.Arén

La Asociación eucarística “Guardia y Oración” ha organizado un Triduo Eucarístico especial de Preparación para la Cuaresma, que se desarrollará desde este próximo domingo en la Basílica de San Isidoro y que será la referencia para toda la Diócesis de cara al próximo inicio del Tiempo Cuaresmal el próximo miércoles día 1 de marzo, miércoles de ceniza, jornada de ayuno y abstinencia.

El Triduo comienza este próximo domingo día 26 a las 19,30 horas con una eucaristía especial que presidirá el vicario general de la Diócesis, Florentino Alonso. Ya el lunes día 27 a las 18,30 horas continuará con la eucaristía que presidirá el párroco de San Juan y San Pedro de Renueva, Genaro Barreales y culminará el martes día 28 a las 18,30 horas con la eucaristía que celebrará el vicario episcopal de Relaciones Públicas de la Diócesis, Antonio Trobajo.

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA

Este triduo estará orientado por un pasaje del Evangelio de Lucas que dice “Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” y acogerá también el mensaje para la Cuaresma que ha hecho público el papa Francisco bajo el título “La Palabra es un don. El otro es un don”. Un mensaje en el que el pontífice señala que “la Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte”, con una invitación directa a recibir “una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor”.

Además en este mensaje para la Cuaresma, Francisco se centra en la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro (cf. Lc 16,19-31) en la que “Lázaro nos enseña que el otro es un don“ porque “la justa relación con las personas consiste en reconocer con gratitud su valor” de manera que “la primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido”. Y así el Papa concluye constatando que “la Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo.

Cada uno de nosotros los encontramos en nuestro camino. Cada vida que encontramos es un don y merece acogida, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos para acoger la vida y amarla, sobre todo cuando es débil. Pero para hacer esto hay que tomar en serio también lo que el Evangelio nos revela acerca del hombre rico”.