El progreso en la DO Tierra de León crece año a año

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Hay que remontarse a la Edad Media, en el siglo X, para ver como la vid adquiere en León la categoría de cultivo tradicional. Desde esta época, la viticultura no ha dejado de crecer identificando a estos parajes y sirviendo de proyección económica a la comarca.

En la actualidad son dos las Denominaciones de Origen que dan singularidad a la zona de León. DO Bierzo (1989) y DO Tierra de León (2007), que pasará a denominarse DO León próximamente, son las dos asociaciones que engloban las bodegas y viñas leonesas, teniendo la primera algo más de repercusión tanto nivel de producción como económica.

Los primeros pasos para crear la DO Tierra de León se dieron en 1985, en donde la zona de Valdevimbre, Los Oteros y Cea formaron una sociedad profesional de viticultores bajo el objetivo de conseguir la DO para sus vinos.

Tras cuatro años persiguiendo este propósito, la Junta de Castilla y León les concedió el uso de la mención “Vino de la Tierra Valdevimbre-Los Oteros”, pero al abarcar un ámbito geográfico tan amplio entre las riberas del Esla y el Cea, quisieron buscar una mención más general. Así, en diciembre de 2004 salió publicado en el BOCYL el cambio de esta asociación a “Vino de Calidad de Tierras de León” y finalmente, en el 2007 se acabó reconociendo el derecho de usar la Denominación de Origen a todos los vinos Tierra de León.

Una larga y ardua trayectoria que hoy en día agrupa a más de 40 bodegas que se reparten los 3.317 kilómetros cuadrados de terrenos y viñas que producen el vino blanco, el rosado y el tinto.

Esta Denominación de Origen lleva varios años al alza y con una proyección positiva dejando en los últimos 5 años una evolución favorable en el número de bodegas inscritas en la DO.

De la misma manera, en 2016 se entregaron 2.307.268 contraetiquetas de Tierra de León, casi misma cantidad al gran año que se vivió en 2015 con 2.314.824 y 4,5 millones de kilos de uvas recogidas.

Del mismo modo, con el incremento paulatino de la producción, han ido aumentando las ventas en todas las variedades, pero especialmente en el Albarín. Si en términos generales se ha incrementado un 12 por ciento en el último lustro, la variedad Albarín lo ha hecho en un 57 por ciento en este mismo periodo.

Estos vinos están aumentando su presencia en muchas zonas geográficas españolas, teniendo en la actualidad la suerte de estar presentes no solo en bodegas o vinotecas sino en otro tipo de establecimiento que también dan salida a estos productos.